El actor filma en Uruguay un unitario basado en libros de Gabriel Rolon, junto a Pablo Rago, Alejandro Awada, Maria Abadi, Laura Azcurra y Tomas Fonzi. Dice que es un “material sensible” que puede ayudar al publico a decidirse a encarar a resolver sus conflictos.
Jorge Marrale, quien protagoniza el unitario Historias de Diván, advirtió que programas de este tipo pueden permitirle a la gente una instancia de “resolución” de conflictos y sostuvo que de ese modo el actor cumple una función como “agente cultural”.
Marrale dijo que atraviesa un momento de su vida “que probablemente está vinculado” a un “espacio de reflexión y de investigación” sobre su evolución como actor y la forma de afrontar los personajes con interpretaciones más profundas.
El rol de terapeuta en Historias de Diván, dijo, le permite “ver qué me pasa a mí como persona y como ser humano qué me sucede, qué me está pasando a mí con la vida”.
El actor consideró que “no es solamente actuar, sino ver qué le pasa a uno en función de estos acontecimientos donde ingresa, hace el juego de la ficción pero además toca cosas reales que le pasan a la gente, y eso te toca y te hace reflexionar mucho”.
Historias de Diván es un unitario de 26 capítulos basado en dos libros de Gabriel Rolón, uno con ese título y otro Palabras Cruzadas, con actuaciones de Marrale, Pablo Rago, Alejandro Awada, María Abadi, Laura Azcurra y Tomás Fonzi y dirección de Juan José Jusid. La ficción se graba un Uruguay y se verá en la televisión de ese país y, probablemente, también a través de un canal argentino.
¿Cómo analiza Historias de Diván?
-Con un material tan sensible como éste es muy importante y fundamental para mí saber qué le pasa a la gente, porque el programa muestra historias que tienen que ver con lo que les pasa a ellos.
¿Son historias reales?
-Están sacadas de situaciones reales y siempre, cuando esas situaciones se tienen que volcar a la ficción, hay veces que sale bien y hay otras veces que no sale tan bien. Estamos trabajando con actores que están haciendo un trabajo fantástico, trabajando con un grado de concentración y compromiso y con una entrega tan alta, que a mí me emociona.
¿Qué reflexión le merece una temática como ésta?
-A esta altura de la carrera, que no es una carrera sino una vocación, me sorprende ver tanto talento en tantos rubros, desde la actuación, la dirección, los libros de Gabriel Rolón y Marcelo Camaño. Estoy viviendo un momento muy particular. ¿Como actor, en qué etapa se encuentra?
-Es difícil, el actor es alguien que crece con su vida, es un momento de mi vida que probablemente esté vinculado a este espacio de reflexión y de investigación.
¿Puede brindar más detalles?
-Con los años uno se corre de ciertas superficies porque se aburre e intenta meterse un poco más hondamente, me sirve mucho esto como para también ver qué me pasa como persona, no como actor, como ser humano. No es solamente actuar, sino ver qué le pasa a uno en función de estos acontecimientos donde ingresa, hace el juego de la ficción, pero también toca cosas reales que le pasan a la gente y eso te toca, te hace reflexionar mucho.
¿Cree que brindan servicio contando estas historias?
-Pensás cuánta utilidad tiene un programa así para todos aquellos que, rozando estos conflictos y que a veces no se atreven a contarlos, al mirarlos puedan decir: “Ah, si aquel tuvo una posibilidad de resolución o por lo menos de contarlo y encontrar una salida, por qué no a mí”, y eso a mí me da la satisfacción de saber que esta tarea, como agente cultural, está cumplida.