El emblemático guitarrista de los Rolling Stones sigue dejando una marca indeleble en la historia del rock.
Keith Richards, dueño de un inigualable e inconfundible estilo como guitarrista y alma mater de los Rolling Stones, cumple 80 años convencido de que su "fascinante viaje" musical aún no ha terminado.
Nacido en Kent (Inglaterra) el 18 de diciembre de 1943, el curtido guitarrista, compositor y productor es ya toda una leyenda en vida por haber fundado la icónica banda británica de rock, junto con Brian Jones y Mick Jagger, con quien siempre mantuvo una relación compleja.
En una entrevista reciente al diario británico "Daily Telegraph", Richards aseguró que no tenía "ningún problema" en adentrarse en esa nueva década: "Sigo caminando, sigo hablando y envejecer me parece un proceso fascinante".
Casado desde hace 40 años con la exmodelo Patti Hansen -a quien conoció en el mítico club Studio 54-, y abuelo de múltiples nietos, Richards se lanzó de lleno a un estilo de vida "limpio", alejado de vicios y altercados.
"En 2019 dejé el tabaco, y no lo he tocado desde entonces. Dejé la heroína en 1978, dejé la cocaína en 2006. Aún me gusta tomarme una copa ocasionalmente porque no me voy a ir pronto al cielo, pero aparte de eso, intento disfrutar con una vida sana. Una experiencia única para mí", explicó el artista.
Voraz lector, apasionado de la historia, ingenioso, elocuente, y celoso de su vida privada, hace medio siglo la revista musical NME lo nombraba "el ser humano más elegantemente machacado del mundo".
Los años tampoco le han hecho descuidar su reconocible imagen, entre lo estrafalario y lo "cool", con su inconfundible pañuelo anudado a la cabeza. Un "look" estudiadamente desaliñado que, al parecer, inspiró al actor norteamericano Johnny Depp para encarnar al capitán Jack Sparrow en la saga Piratas del Caribe.
Richards también protagonizó gran parte de los escándalos que forjaron la leyenda más negra de los Stones en los 60 y 70 y fue detenido en múltiples ocasiones por posesión de marihuana, cocaína y otras sustancias ilegales. Un pasado que ha dejado enterrado.
De la reverenciada alianza musical que conforma con Jagger, el virtuoso guitarrista es considerado la fuerza motora de temas como "Satisfaction", "Gimme Shelter", "Wild Horses" o "Angie". En cambio, el propio Richards admite que el último álbum del grupo, "Hackney Diamonds", lanzado este año, es mayoritariamente obra de su colega Mick.
En lo musical, al igual que Jagger, aunque prácticamente toda su trayectoria musical está vinculada a los Stones, ha gestado proyectos en solitario y se ha unido a The New Barbarians junto con otro Stone, Ronnie Wood.
De mente inquieta, ha colaborado a lo largo de su carrera en varias ocasiones con Tom Waits y ha rendido homenajes a otros colegas músicos como su adorado Chuck Berry o Leonard Cohen.
De su impresionante trayectoria musical, él mismo recientemente afirmaba que había sido "un viaje fascinante que aún no se ha terminado".
- Richards, autor del riff de "(I Can´t Get No) Satisfaction", tal vez uno de los cinco más famosos en la historia del rock, no recuerda mucho sobre su creación porque sucedió en medio de un desvarío nocturno guitarrístico, en plena somnolencia etílica, y logró rescatarlo gracias a que dejó una grabadora de cinta prendida toda la noche.
- Cuando la Policía británica inició en pleno apogeo hippie redadas anti-drogas en las mansiones de los músicos de rock, Richards se convirtió en uno de los blancos predilectos. Es que en la morada del guitarrista siempre había pruebas suficientes como para ponerlo a disposición de la Justicia. A fines de los sesenta, Richards se había comprado una mansión en Sussex. Una tarde estaba junto a Jagger y Marianne Faithfull. Hacía días que consumían ácido y alcohol. De pronto alguien golpeó la puerta. "Había unos duendes en la puerta. Me sorprendió". En realidad se trataba de una brigada policial. A partir de ese momento, excepto el arresto y las acciones judiciales posteriores, el resto es leyenda. Se dice que estaban todos desnudos y que Marianne Faithfull tenía una barra de chocolate Mars en alguna cavidad de su cuerpo.
- Una gran cantidad de chistes, en los últimos tiempos en forma de memes, hacen alusión a la resistencia a las sustancias tóxicas y a la capacidad de sobrevivir a todo de Richards. En tal sentido, se lo emparenta con las cucarachas y su aptitud para superar el diluvio universal. Era habitual que Richards pasara varios días sin dormir. Cuenta que cuando grabaron Some Girls mientras perfeccionaba Before They Make Me Run batió su propio récord. Nueve días en los que los técnicos e ingenieros se turnaban para dormir mientras, él seguía en el estudio. En un momento se quedó dormido parado y cayó sin control de su cuerpo. La cabeza golpeó contra un parlante antes de llegar al suelo. Mientras lo despertaban para llevarlo al hospital para coserlo, al ver el piso lleno de líquido rojo, Keith se lamentó porque creyó que alguien había derramado el vino. Keith contó que dejó la heroína en 1978, la cocaína en el 2006, el cigarrillo en 2019 pero que todavía disfruta y mucho del alcohol.
- Keith contó la historia varias veces y fue cambiando de versión. La primera vez lo hizo en una entrevista con NME en 2007. Narró directamente que luego de cremado el padre y antes de arrojar sus cenizas, esnifó una línea de ellas, que en ese momento pensó que se había metido tantas cosas en el cuerpo, que por qué no meterse un poquito de su papá. Tiempo después negó esos dichos ante el escándalo que se produjo. Contó que cuando lanzó hacia un árbol las cenizas de su progenitor, siguiendo su último deseo, el viento llevó algunas hacia él que las aspiró sin querer. La tercera y definitiva versión la dio hace unos años, es una síntesis de las anteriores y suena más que verosímil. Dijo que en el trámite de preparar las cenizas para lanzarlas en el roble favorito de su papá, algunas cayeron sobre una mesa y que se formó una especie de línea, como las que tantas veces se llevó a su nariz. No aguantó la tentación y aspiró con ganas lo que quedaba de su padre.
- Algunas otras veces estuvo a punto de morir pero no fue, siempre, por culpa de las drogas. En 1965 en Sacramento casi se electrocuta en el escenario. Una patada la tiró varios metros para atrás. La función se tuvo que suspender y el despertó al día siguiente en el hospital sin saber qué había sucedido. Esa misma noche volvió a tocar.
comentar