Mientras sigue en el papel de villano en la exitosa comedia de Telefe, dirige a Leonor Manso en teatro y acaba de comenzar en el San Martin el clasico del autor británico junto a Alberto Ajaka, Monica Antonopulos, Agustin Rittano y Julieta Vallina.
En medio del ritmo vertiginoso de las grabaciones de Graduados, el actor Luciano Cáceres asume uno de los roles protagonistas de Macbeth, la renombrada tragedia de William Shakespeare que bajo dirección de Javier Daulte llegó este miércoles al teatro San Martín (avenida Corrientes 1530).
Acompañado por Alberto Ajaka, Mónica Antonópulos, Agustín Rittano y Julieta Vallina, Cáceres será uno de los intérpretes de esta clásica pieza devenida en una de las más renombradas tragedias shakespearianas que despliega sin piedad todas las formas posibles de ambición, traición y venganza.
Entre el trajín de la tira de Telefé que, junto a Nancy Dupláa y Daniel Hendler lidera el rating de las noches, y la reposición de Psicosis 4.48 en la que se da el lujo de dirigir a Leonor Manso en el teatro Sarmiento, Cáceres fue haciéndose lugar para aproximarse a Macduff, el personaje que deviene en antagonista del propio Macbeth en la tragedia de Shakespeare.
Para interpretar a quien descubre el cuerpo sin vida del rey y que tras la muerte de su esposa e hijos se propone tomar venganza personal sobre el Macbeth tiránico, Cáceres vuelve a ponerse bajo las órdenes de Daulte, junto a quien ya montó más de seis obras. “Es un personaje que al final se convierte en el antagonista que libra una lucha; por un lado por los ideales, el derecho genuino, y por otro una lucha personal de venganza por la muerte de su familia”, explicó Cáceres sobre la pieza que tradujo Daniel Zamorano.
“Estoy con muchas cosas y quizás no era el momento ideal para encarar una obra, pero era una oportunidad única poder hacer un Shakespeare en la sala Martín Coronado dirigido por Daulte; son cosas que no te las querés perder porque se repiten cada 15 o 20 años, y más allá de la obra en sí, son acontecimientos teatrales”, explicó el actor.
¿Qué le aporta una mirada tan personal como la de Daulte a una obra como Macbeth?
-Javier tiene una inteligencia emocional muy fuerte y está bueno, porque si bien es Shakespeare puro; él le da una intención visual y de cómo trabajar con los actores que está buenísima. No hay mucho análisis de texto, sino que hay que empezar a transitar los personajes y a entender cómo son las escenas, qué es lo que proponen. Porque además es una obra que tiene muchísimos personajes, todos muy importantes, y si bien hay un protagonista que es Macbeth, los que lo seguimos en paralelo también vamos contando la historia.
Como actor, ¿qué desafíos implica ponerse al hombro una obra tan compleja?
-Muchos. Es que hay que tener cuidado, porque es una obra que se ha hecho muchas veces y muy mal. Porque uno no puede ser superior a Shakespeare, trascender la obra. Es bastante compleja y yo, de hecho, no sé si me animaría a dirigirla porque es una responsabilidad por todas las puestas que se hicieron, por todas los antecedentes históricos, porque es un autor al que hay que buscarle la musicalidad de las palabras, hay mucha retórica en los textos, es compleja.
¿Cuál es la actualidad que ves en una puesta como Macbeth?
-Shakespeare ya escribió y habló de todo. De todos los tipos de amor, de mitos, de historias e, incluso, de lo histórico. Se ocupó de reflejar muy bien una época y hacer que esa época se vuelva universal. En este caso toca la necesidad de poder, de pisar al otro, del crimen y del asesinato; es muy truculenta la obra en ese sentido. Y en el caso de Macbeth hay un motor muy fuerte en el borde de la locura porque no le importa el precio de lo que va dejando en el camino. Es amigable, atractivo, seductor, encantador y genera amor y odio.