l Ante las dificultades que presenta la vida, ¿cómo acciona usualmente?
-Las enfrento de inmediato. No soy de hacerme rollos con las cosas.
l ¿Tiene inteligencia práctica?
-Muy práctica, te diría.-No, mi inteligencia emocional me acompaña. La he ido mejorando con el tiempo.
l Hay quienes sostienen que el pragmatismo es territorio casi exclusivamente masculino, ¿qué piensa al respecto?
-No comparto esa idea. Muchos hombres no son tan pragmáticos como parece. Incluso, conozco a varios que tienen más rollos que las mujeres. De hecho, he trabajado con algunos que se enroscan demasiado, se quedan como ensimismados cuando algo les sale mal. Yo siempre les digo: "¿Salió mal la nota o no anduvo? Vamos. Da vuelta la página. Seguí adelante". De acuerdo a mi experiencia, creo que el límite entre lo masculino y lo femenino está un poco desdibujado.
l ¿En qué lo nota?-En que ya dejó de asociarse el mundo del poder, de la política, del trabajo con el hombre, son muchísimas las mujeres que integran esos aspectos. Sin ir más lejos, a lo largo de mi carrera he sido cronista, movilera, jefa de redacción y de producción y conductora rubros que, antiguamente, eran casi exclusivos de los varones. Para mí, todo es evolución y la evolución, proporciona sabiduría.
l Y la sabiduría no reconoce sexo.
-Sin duda. Hay tantos hombres sabios como mujeres sabias.l ¿A qué tipo de personas le huye?
-A las negativas. Esto no significa que sólo intente rodearme de gente que no tenga problemas, sino de seres que posean una mirada positiva sobre la existencia. Estar con personas positivas me hace muy bien.
l Alguna vez, pudo comprobar que alguien que le hizo algo malo, ¿la pagó?
-Yo no tengo espíritu de venganza. Lo que me planteás es como esperar que le suceda algo malo a quien me provocó un mal momento y yo pierdo tiempo en ocuparme de eso. Para mí existe una ley universal que se va a encargar de hacer justicia. No vivo pendiente de ese tipo de cosas. No tengo esa mirada respecto del otro.
-Sí. Para mí, ya está. Incluso puedo ayudar a esa persona si lo necesita.
l ¿No comparte la idea que sostiene que en un punto, memoria y rencor son sinónimos?
-No. Para mí, tener memoria no significa tener rencor. Creo que el perdón es parte de un proceso sanador y que existen muchas formas de disculparse que no tienen que ver con la oralidad, sino con gestos, con hechos y con acciones.
l ¿Con qué ojos mira la vida?
-Los demás me ven muy optimista. Yo me considero realista con tendencia al optimismo. Nunca pierdo la dimensión de lo que sucede, pero de esa realidad tengo una mirada positiva. Dentro de dicho plano, existen cosas positivas y negativas y yo elijo inclinarme hacia lo positivo. Como sé que todo aquello en lo que centrás tu atención se expande, considero que es mejor centrarse en lo positivo.
l La realidad, ¿es pendular?
-Sí, porque la vida lo es. El péndulo depende de nosotros. El péndulo va de un lado al otro y uno debe aceptar que transita por esos procesos cambiantes. Hay que trabajar para que el péndulo se acerque hacia el lado positivo. Lograrlo constituye un aprendizaje que, en definitiva, a uno lo hace mejor persona.
l ¿Habla de una actitud de vida?
-Absolutamente. A lo largo de la vida a uno le toca transitar por momentos en los que no está tan conforme y debe salir de ese estado para buscar aquello que lo satisfaga.
l Tarea nada fácil.-No te creas. Estar bien es mucho más sencillo de lo que pensamos. No hay que racionalizarlo demasiado. Tiene que ver con la actitud. Desde que uno abre los ojos determina cómo va a ser su día. Si arrancás agradeciendo todo lo que tenés que, en general, es mucho más de lo que pensás, las bendiciones se multiplican.
l ¿Cree en el destino?
-Si me rijo por mi experiencia, puedo pensar que es así porque, finalmente, terminé siendo lo que tenía que ser.
l ¿Las cartas están echadas antes de empezar la partida?
-Sí. Creo que existe una inteligencia superior que se encarga de mover las fichas.