Al multifacético actor Martín Slipak no le alcanza el día por la cantidad de trabajos que realiza al mismo tiempo. Mientras sigue con las funciones de la obra de teatro El Principio de Arquímedes, ayer debutó en la tercera temporada de En Terapia, como el hijo de Darío Grandinetti, por la Televisión Pública. Y, por si fuera poco, pronto vuelve a la tira diaria con Día y Noche, con el protagónico de Facundo Arana.
En Pol-ka será el hijo de otro gran actor, Oscar Martínez. El itinerario no termina aquí sino que en la pantalla grande multiplica su imagen en tres películas (Resurrección, Cómo Ganar Enemigos y Upa2).
Al igual que su par Pablo Rago, Slipak arrancó su carrera en los medios a los 8 años, pero siempre cuidó su perfil de exhibición en los medios: "A mí me gusta actuar y pongo la energía en ese lugar. No sé ponerla en otras cosas, como en el aspecto mediático. He hecho trabajos que no han sido de mi agrado, pero, justamente, los tomo como parte del trabajo".
A Slipak, con un perfil bajísimo, igualmente no le alcanzan los horarios. El actor trabaja al mismo tiempo en teatro, cine y televisión y debe conciliar los horarios para compartir un tiempo con su pequeña hija de cuatro años.
A la noche se sube al escenario para interpretar un drama actual y que toca a todos por igual. El Principio de Arquímedes (23, 30 y 31 de octubre en el Centro Cultural Konex) pone en foco desde diversos ángulos a un profesor de natación acusado de "manosear" a un alumno.
El autor de la pieza, el español Josep María Miró no despliega pruebas sobre un hecho concreto, pero sí las diversas posiciones, entre padres, profesores y dueña del natatorio frente a una situación que no está del todo clara.
La frase de la obra es lo que hoy se palpa como sociedad: "Todos tenemos miedo". Para Slipak "la obra trata de fundar miedo como estrategia de manipulación. Los personajes son bien intencionados pero suelen reaccionar en cadena". El padre en cuestión escribe un whatsapp y la reacción del resto de los padres es apoyar sin averiguar antes la verdad.
"Lo obra no es una bajada de línea, con gran acierto maneja la intriga, y aborda de manera muy sutil el devenir de los acontecimientos. De un hecho aún no comprobado se genera una gran conmoción, los medios amplifican y la reacción, a veces, es de manera irracional. Por eso digo que es muy difícil responder de una manera ética y moral", insistió Slipak.
Cuando se estrenó la obra en el Centro Cultural Konex (la pieza antes estaba en el San Martín), Slipak contó que coincidió con "la época de los linchamientos de los chorros-rateros. Los noticieros no paraban de repetir esas imágenes y el discurso se volvía cada vez más oscuro. Es terrible lo que ocurre, aunque por otra parte es entendible. Antes, quizás, se vivían escondiendo los casos y el miedo a hablar estaba más instaurado".
Los medios de comunicación juegan un papel central en la obra "desde el punto de vista de la especulación que se hace con la información. En verdad, ahora con Facebook y demás no sabemos qué hacer con la palabra. Se llegó al punto que la palabra misma pierde valor".
En tantos años de trabajo en el medio, Slipak ya quiere ir explorando por otros terrenos: "La idea es abrir el juego con la escritura y la dirección. Con Alejandro Rodríguez, el actor quiere llevar a las tablas su primera obra, Relato Intimo de un Hombre Nuevo, en la sala de teatro alternativa El Elefante.
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