A mediados del 2015, mientras River se preparaba para disputar la semifinal de la Copa Libertadores que finalmente ganó, Ariel Rojas dejaba Núñez. Se iba a Cruz Azul con el pase en su poder, con el contrato libre. Un año y medio después, otra vez dueño de su ficha, regresó al club del que, dijo, "no debí haberme ido". En la tarde firma su contrato con Rodolfo D'Onofrio y se convirtió en el segundo refuerzo, junto a Carlos Auzqui.
"Estoy entrenando desde diciembre, ya tengo la pretemporada encima, así que en ese aspecto vengo bien, lo único que obviamente me falta ritmo de competencia", explicó en diálogo con el periodismo, después de hacerse los estudios médicos.
El regreso del Chino es una solución para Marcelo Gallardo. Desde su salida, el DT tuvo inconvenientes para reemplazarlo. Probó con varios jugadores: Nicolás Bertolo, Tabaré Viudez, Sebastián Driussi, Camilo Mayada y Gonzalo Martínez, el que más chances tuvo de ocupar el sector izquierdo de la mitad de cancha. Ahora, podría volver a sumarse a la mitad de cancha donde fue una garantía.
La primera etapa de Rojas en River duró tres años. Llegó en julio del 2012, pedido por Matías Almeyda. En ese periodo ganó tres títulos: Copa Sudamericana 2014, Recopa 2015 y el Torneo Inicial 2013, con Ramón Díaz en la dirección técnica. Ahí, tuvo varios momentos: algunos, como segundo volante central, y otros más cerca de la raya, pero como armador de juego, no haciendo un recorrido de área a área.
Con Gallardo, se convirtió en una figura clave. Brilló en la revancha de los cuartos de final de la Libertadores, cuando River eliminó a Cruzeiro por 3-0 en Belo Horizonte. Ese fue su anteúltimo partido en River. En Cruz Azul, rotó. Nunca tuvo la continuidad necesaria, ni la compañía que le permitiera brillar. Vuelve al Millonario con la intención de recuperarse como jugador, y de recuperar un sector de la cancha que parecía perdido.
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