La carrera fue larga y estuvo llena de obstáculos, pero Argentinos Juniors se bancó el esfuerzo, gambeteó los escollos e hizo méritos más que suficientes para ser nuevamente de Primera. Se secó las lágrimas que le surcaron el rostro cuando descendió, y ahora exhibe otras. Estas son de felicidad por un logro que pone al equipo en la elite del fútbol argentino, con el reto de hacer lo posible para mantenerse e ir por más...
Sólo por haber sido la cuna futbolística de Diego Armando Maradona, Argentinos Juniors merecería un sitio especial. Pero la pelota no reconoce privilegios, sino que obliga a revalidar sobre el césped los pergaminos que relata la historia de cualquier club. Entonces, ni ese motivo, ni los que ha acumulado el "Semillero del Mundo" por haber lanzado al ruedo -además de Diego- a enormes jugadores, respaldaron permanentemente al Bicho.
Le tocó sufrir varias veces. No sirvió decir que allí se formaron Fernando Redondo, Claudio Borghi, Juan Román Riquelme, Esteban Cambiasso, Sergio Batista o Juan Pablo Sorín, por mencionar solamente a algunos que brillaron con la camiseta roja y con la de la Selección nacional. Ni alcanzó con exhibir la chapa de etapas gloriosas en el plano local e internacional, ni bastó señalar que La Paternal fue el "taller" donde José Pekerman inició su fructífera tarea como técnico.
Argentinos soportó cachetazos y algunos descensos lo conmovieron, pero siempre, como ahora, salió a flote. Quizás los duendes del pasado hayan tenido que ver, o tal vez la explicación sea más terrenal y apunte exclusivamente al esfuerzo de los actuales jugadores, integrantes del cuerpo técnico y dirigentes. El hincha no va a buscar de manera minuciosa las respuestas.
Sólo va a celebrar el regreso a la división superior de nuestro fútbol, con el tradicional orgullo que surge de una escuela que le ha entregado y le sigue entregando alumnos de primerísimo nivel al fútbol argentino y mundial.
Entre los festejos, la alegría y la emoción, los recuerdos naturalmente se abren paso. Argentinos tiene 112 años de vida -fue fundado el 15 de agosto de 1904- y registra episodios gloriosos. Como ejemplos, piden pista el primer título grande en el Metropolitano de 1984, con Roberto Saporiti en la conducción, y la inolvidable serie (Nacional de 1985, Copa Libertadores del mismo año e Interamericana `86) bajo la dirección técnica de José Yudica. Hasta la final perdida contra la Juventus de Michel Platini y Michael Laudrup, en la Intercontinental de 1985, puede figurar como dato relevante en ese brillante ciclo, porque, aún vencido por penales, Argentinos Juniors le mostró al mundo las raíces y las bondades de su estilo.
Y mucho más cerca en el tiempo aparece la vuelta olímpica en el Clausura 2010, al mando del Bichi Borghi, quien así se dio el gusto de ser campeón como futbolista y como entrenador en el club que marcó su carrera.
Cuando en mayo de 2016 el descenso se convirtió en triste realidad, quedó flotando la sensación de que la vuelta no sería simple. La dura B Nacional ofrecía apenas dos ascensos y, además de reducir el margen de error, aumentaba el grado de dificultad del desafío. Pero Gabriel Heinze y sus dirigidos sacaron a relucir atributos que forjaron una brillante actuación: decisión, respeto por una idea futbolística y el notable equilibrio que se observa en los números de la campaña. No resultó fácil llegar a la meta. Sin embargo, en el tramo decisivo Argentinos fue más "Bicho" y sacó una amplia diferencia. Ahora está de fiesta... y en el lugar donde quería estar.
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