Lejos de la pelea grande del torneo local e ilusionado con volver a dar vueltas olímpicas en el plano internacional, Boca apunta todos sus cañones a la Copa Sudamericana, no sólo con la idea de ganarla sino también de meterse nuevamente en la Copa Libertadores. Así lo dejaron demostrado sus hinchas, que ayer hicieron largas colas, de casi 500 metros de extensión, para poder adquirir una entrada que le permita asistir al partido de ida, por los octavos de final, frente a Deportivo Capiatá de Paraguay, en la Bombonera.
Dos horas antes de que se abrieran las ventanillas para la venta, estipulada para las 11 de la mañana, ya había cinco cuadras de cola, de socios y no socios. Los primeros de ellos, con categoría de adherentes, pudieron acceder a mil populares, mientras que el resto a accesos a plateas, por lo que se estima que el estadio tendrá un marco impresionante para recibir al modesto equipo paraguayo, que sólo tiene seis años de vida.
Para Boca, es el gran objetivo del semestre, ya que su mal arranque en el torneo de Primera División, hizo casi imposible descontar la ventaja que lleva el puntero. Pero así y todo, por más que tuviese chances, para el hincha xeneize el roce internacional tiene otro sabor, sobre todo en esa ilusión de recuperar el lugar como el más ganador de copas del planeta, ranking donde marcha segundo, con 18 títulos, junto al Milan de Italia, superado sólo por uno por el Al Ahly de Egipto.
Analizando la llave de la Sudamericana, tanto Boca, como los demás equipos argentinos, parecen ser candidatos a llegar a la final, y teniendo como obstáculos principales a ellos mismos. Si el xeneize supera a Capiatá, deberá chocar ante el ganador de Lanús-Cerro Porteño en Cuartos de Final, y recién en una eventual semifinal, se encontraría con River, si es que el millonario supera primero a Libertad de Paraguay, y luego al ganador de Estudiantes-Peñarol. En fin, Boca vuelve a irse de copas y su gente ya vive la locura de poder disfrutarlas.
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