César Farías, director técnico de Aucas, golpeó a los jugadores argentinos Juan Ruiz Gómez y Brian Oyola en medio de un partido de su equipo contra Delfín por la Serie A de Ecuador. El polémico entrenador ya había protagonizado un episodio de violencia contra su par de Racing, Fernando Gago, durante un encuentro por la Copa Libertadores.
La inexplicable agresión sucedió luego de que Alexis Rodríguez (también argentino) y Ruiz Gómez disputaran una pelota contra un jugador de Aucas sobre la línea a la altura del banco de suplentes. Ruiz Gómez perdió en el cuerpo a cuerpo contra el jugador del Aucas, tropezó y cayó sin querer sobre Farías, que miraba la jugada desde la línea lateral y terminó cayéndose al suelo.
Cuando el jugador del Delfín se levantó y quiso ayudar al director técnico, este reaccionó de forma violenta y le dio un golpe en la cara. Además, tuvo la intención de golpear al futbolista en la espalda cuando ya estaba caído en el piso.
Pese a que desde el banco de suplentes intentaron calmarlo, cuando Brian Oyola se acercó a Farías a reclamarle por haber golpeado a su compañero, Farías no dudó y le dio un golpe en la cabeza que dejó al argentino tirado en sobre el campo de juego.
Tras esa secuencia, a los 18 minutos del primer tiempo del encuentro, el árbitro Gabriel González expulsó al entrenador. Se informó que el Comité Disciplinario de la liga de Ecuador se reunirá esta semana para sancionar a César Farías.
El artículo 194 del Reglamento de la Federación Ecuatoriana de Fútbol indica que ante una situación similar a la del encuentro entre Delfín y Aucas el protagonista “será sancionado de dos meses a un año de suspensión, según la gravedad de la falta”.
Tras el encuentro, donde Delfín se impuso por 2 a 0 a Aucas con un gol de Juan Ruiz Gómez, César Farías expresó: "Quiero pedirle disculpas a la familia ecuatoriana porque no es la imagen que quiero que conserven de mí. Más allá de que el fútbol es pasional, no es lo que uno aspira transmitir. La violencia no es justificable, pero yo no le pegué a nadie, reaccioné después de que me hayan atropellado".
Y concluyó: "Tampoco digo que esté bien, pero no fue porque no hubo motivos. Hubo un motivo que me descolocó. Estoy seguro que él pudo haber evitado tirarme, detenerse o cambiado de dirección. Y si no, me hubiera abrazado y se iba conmigo, no iba a poner la rodilla y el antebrazo".
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