Hace 18 años, el 16 de octubre de 2004, un jovencito Lionel Messi, de 17 años y casi cuatro meses, cumplió su sueño de debutar como jugador profesional en FC Barcelona. Ese día, Frank Rijkaard metió a Leo por Deco a los 37 minutos del segundo tiempo de la victoria parcial (que luego fue el resultado final) por 1 a 0 ante Espanyol, en un partido por la Liga de España. Si bien el argentino se había convertido en el jugador más joven en tener su estreno en la historia del Culé (en 2021 lo superó Gavi), los meses anteriores la pasó mal.
Leo sufrió la ansiedad y la frustración de tener que esperar su debut oficial porque en noviembre de 2003, en un amistoso contra el Porto de José Mourinho, había tenido su presentación en el primer equipo y pensaba que iba a tener muchos minutos en 2004 y hasta mediados de octubre no había sumado ninguno.
Es que no solo era ese encuentro en Primera, sino que la estaba rompiendo en el Barcelona B (11 goles en 10 partidos) y había recibido grandes elogios de Rijkaard tras su debut no oficial. "Se ve claramente que tiene calidad, que es un jugador con un futuro prometedor", dijo el técnico y él pensó que ya se había ganado un lugar en el plantel.
"Pese a que el día ante Porto nos sorprendió su desparpajo y calidad, a pesar de gustarnos en los entrenamientos, pasó un tiempo antes de convencernos de que estaba preparado para debutar en un partido oficial. Casi un año, de hecho. ¿Por qué? Teníamos mucha calidad en el plantel. Giuly por la derecha; Etoo'o era goleador; Deco, el líder del centro del campo; Ronaldinho, por la izquierda, porque había que colocarlo en algún sitio", contó alguna vez Henk ten Cate, quien era el asistente técnico de Rijkaard. Otro motivo era que querían que se desarrollara más físicamente.
Durante la espera, Leo dialogó con un psicólogo deportivo argentino, por decisión del club. En principio, Messi aceptó pero luego le avisó al club que no deseaba seguir conversando con alguien que no confiaba. La intención de Leo era cumplir el deseo del club y llegar a tener confianza con el psicólogo que le asignaron. Pero todo se acabó cuando llevó a estudiantes de psicología a ver como trabajaba con el futbolista. No le gustó y sentía además que no le servía para nada. Si se vieron tres veces.
A Leo siempre le costó ir al psicólogo. "Tendría que haber ido al psicólogo pero no fui nunca. No sé por qué. Me cuesta dar el paso incluso sabiendo que lo necesito. Me dijo Antonella que diera el paso, me insistió para que vaya. Me guardo todo y no lo comparto, y nunca di el paso. Yo sé que lo necesito por mi día a día, me haría bien, pero no lo hago", contó a fines de 2020.
Le hubiera venido bien también en ese momento con ese -o con otro psicólogo hablar: un día, en un partido con el Barsa B post Porto, salió con un 0-3 en el marcador y cuando llegó al vestuario se largó a llorar desconsoladamente.
Por otra parte, pese a ser la figura y goleador del equipo, como cuenta Guillem Balagué en la biografía autorizada de Messi, algunos compañeros del Barcelona B se quejaban de que no hacía un trabajo defensivo. "No presiona, míster", decían. El entrenador les cerraba la boca con que "ya, no presiona. Pero cuando la tiene ¿qué?" y luego Leo fue incorporando esa faceta. Meses después, empezó a entrenar una vez por semana con el plantel mayor, luego dos veces, después tres...
Leo dejaba boquiabiertos a todos, pero Rijkaard respondía que "está yendo bien, está bien, pero hay que mejorar algunos aspectos", cuando le preguntaba por él. Su asistente Henk lo veía capacitado y un día de octubre, ¡Ronaldinho y Deco! le comentaron: "Míster, este tiene que estar acá arriba, jugando con nosotros". "Ronaldinho me ha contado que en el primer entrenamiento de Leo le comentó a no sé quién, a Deco creo, que ese chico iba a ser mejor que él. Y la gente se rió. '¡Sí, hombre!'", reveló Giovanni Christiaan van Bronckhorst, quien fue compañero de Leo en estos inicios.
"Rijkaard, la manera de llevarme paso a paso, sin apresurarse... yo a veces no entendía por qué no era convocado o no jugaba. Ahora lo miro fríamente y pienso que me llevó muy bien, sin prisa. Le estoy muy agradecido, porque sabía que era lo mejor para mí en ese momento", comentó el propio Messi en diálogo en 2013 con Barca TV.
Leo, como todo joven ansioso por cumplir su sueño, debió esperar más de lo creía y quería, tras ese avance en el amistoso contra Porto. Pero, después, con más virtudes y más preparado físicamente, tuvo el debut que inició una carrera magnífica llena de golazos, lujos, logros individuales, grupales y la admiración del mundo, que sigue y espera que el fin de ella sea lo más lejos posible.
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