El 2019 tendrá para el entrenador de la Selección el objetivo de competir en la Copa América en Brasil y de contar con la presencia de la Pulga después de varios meses de ausencia; la necesidad de enriquecer un equipo nuevo sin rendirse a los pies del astro del Barcelona

Hace unos meses en esta plataforma digital escribimos que Lionel Scaloni vio luz y entró. Por supuesto esas palabras eran una ficción inspirada en la gran oportunidad que encontró el actual técnico de la Selección para aferrarse a un cargo, luego del colapso de Jorge Sampaoli en Rusia 2018.

Scaloni comenzó como un entrenador provisorio y aunque lo sigue siendo considerando que lo confirmaron por lo menos hasta el cierre de la Copa América a realizarse en Brasil entre el 14 de junio y el 7 de julio próximo, tiene por delante un período mínimo de seis meses para afirmarse o para despedirse.

¿Cuál es el pensamiento futbolístico de Scaloni? Por ahora no existen demasiadas precisiones. Lo que hay se enfoca en las presentaciones de la Selección después de Rusia 2018 con un plantel casi totalmente renovado: un 3-0 a Guatemala, 0-0 con Colombia, 4-0 con Irak, derrota 1-0 ante Brasil y dos triunfos en la Argentina por 2-0 frente a México.

Esas cuatro victorias, un empate y una caída agónica con Brasil, fueron el capital futbolístico que le permitió al presidente de AFA, Claudio Tapia, rescatar a Scaloni como un candidato probable teniendo en cuenta que Diego Simeone, Mauricio Pochettino, Marcelo Gallardo y José Pekerman (entre otros) rechazaron la posibilidad de asumir en la Selección. ¿Ricardo Gareca? Esperó que lo llamaran, no lo hicieron y siguió vinculado a Perú.

El desafío profesional que encaró Scaloni sabiendo que estaba siendo muy observado y que no tenía un pasado como entrenador que lo respaldara, en lugar de debilitarlo lo terminó fortaleciendo. Y como no tenía nada para perder, no mostró temor ni grandes dudas para ir armando el plantel que eligió. Un plantel sin los viejos referentes del pasado, vapuleados por el ambiente, más allá de las adhesiones (no totales) que genera Lionel Messi.

ADEMÁS:

Opinión | Luces y sombras de Armani

En general, le fue bien a la Selección de Scaloni sin la presencia de Messi. Bien en la cancha y bien afuera de la cancha. Pero Messi va a volver a vestir la camiseta argentina en la Copa América. Sobre este punto, Scaloni en los últimos días, afirmó: “Tengo una charla pendiente con él y espero que termine de la mejor forma. Para nosotros es muy importante su presencia. A cualquier entrenador le gustaría dirigirlo y a mí mucho más”.

Este regreso inminente del astro del Barça por supuesto cambiará la dinámica del equipo en el campo de juego y más aún en todo lo que rodea a la Selección en el plano de las expectativas agigantadas, los lobbistas profesionales siempre tan dispuestos a intervenir, los negocios vinculados a la imagen de Messi y de Argentina, sponsoreo, terminales tecnológicas de alcance insospechado y otras áreas del show del fútbol de acceso muy restringido.

En definitiva, Scaloni podrá contar con un talento de la dimensión de Messi para enriquecer lo que insinuó en el arranque de su gestión, pero las exigencias a las que será sometido con Messi en el plantel aumentarán de manera exponencial.

Lo comprobó Sampaoli en su corta y frustrante etapa dirigiendo a la Argentina. Tirarle centros a Messi, ubicándolo poco menos que como el capo absoluto de la Selección, no le sirvió ni para jugar tiempo suplementario. Messi nunca salió en su apoyo. Aunque habría que aclarar que los jugadores, salvo excepciones clamorosas, solo saltan en defensa propia. Igual que los técnicos, muy sensibles a los patrones culturales del individualismo más acérrimo.

Si Scaloni repite conductas muy cortesanas, serviles y obsecuentes con Messi como las que instrumentó Sampaoli y otros entrenadores que lo precedieron (Edgardo Bauza entre ellos), cometería un error sin retorno. El cholulismo puede hasta ser simpático y comprensible si lo ejecutan los hinchas, pero se resignifica en un pecado capital si lo expresa un cuerpo técnico. En este escenario no se admiten miradas cholulas que naturalizan complicidades ajenas a la función de un entrenador. Porque una cosa es ponderar a un protagonista y otra es rendirse de manera incondicional y quedar expuesto frente al resto del plantel como un integrante de un club de fans.

Messi también está para seguir incorporando conocimiento. No se las sabe todas, porque nadie se las sabe todas. Maradona creció con el Flaco Menotti y con Carlos Bilardo. Ambos no lo pusieron en un pedestal. Lo apoyaron, pero estaban claras las funciones.

El retorno de Messi a la Selección pondrá a prueba la muñeca y la verdadera vocación de Scaloni como técnico. Esto se ve. Se transmite. Se irradia. Se va a esperar algo valioso del entrenador. Algo que lo distinga. Como se distinguieron otros en otros ciclos.

Aparecen en esta nota:

Contacto

Registro ISSN - Propiedad Intelectual: Nº: RL-2021-110619619-APN-DNDA#MJ - Domicilio Legal: Intendente Beguiristain 146 - Sarandí (1872) - Buenos Aires - Argentina Teléfono/Fax: (+5411) 4204-3161/9513 - [email protected]

Edición Nro. 15739

 

Dirección

Propietario: Man Press S.A. - Director: Francisco Nicolás Fascetto © 2017 Copyright Diario Popular - Todos los derechos reservados