La eliminación copera en manos de Lanús, por semis de la Libertadores, dejó una importante herida abierta en el mundo River. Por eso, ayer ante Boca, el Monumental parecía el mejor escenario no sólo para levantar el ánimo de los suyos sino también para detener el andar demoledor del Xeneize. Pero pese al monumental festejo el Millonario mordió el amargo limón de la derrota y los cuatro costados del reducto riverplatense emitieron su veredicto ante cada acción de juego.
A medida que las almas se iban acercando a la esquina de Udaondo y Figueroa Alcorta el color rojo y blanco fue más fuerte. Y ya dentro del Monumental la voz del estadio, al momento de anunciar las alineaciones, calentó las gargantas de los sesenta y dos mil fanáticos de La Banda que asistieron para ver y transmitirle su apoyo al equipo del Muñeco.
Luego de mencionar con tono de ultratumba a Boca, el podio de los titulares del Millonario más ovacionados estuvo conformado por el defensor Jonatan Maidana y los mediocampistas Leonardo Ponzio y Enzo Pérez. Pero, como es costumbre hace un buen par de años, el primer escalón lo ocupó el ovacionadísimo DT Marcelo Gallardo quien, ni bien fue invocado, le dio luz verde al famoso “Muñeco, Muñeco” cantado al unísono.
A medida que se fue acercando la hora del pitazo inicial del árbitro Néstor Pitana, en las tribunas Sívori, San Martín, Centenario y Belgrano cayeron grandes serpentinas que colorearon más el reducto de Núñez. Con fuegos artificiales de fondo, y un mosaico celeste y blanco y la sigla C.A.R.P, River saltó al campo de juego.
Ver posar a su equipo hizo que se escuche más el “Vamos vamos River Plate / Hoy te vinimos a alentar” y, ni bien los jugadores de Boca salieron al campo, recordando aquella eliminación de Libertadores por el episodio del gas pimienta hace dos años, tronó: “El que no salta abandonó / El que no salta abandonó”.
En la primera etapa, antes de la expulsión de Nacho Fernández por un tremendo planchazo a Edwin Cardona, los hinchas presentes no pararon de empujar a su equipo con arengas y aliento. Pero al momento de la roja Pitana tuvo la fuerza de gravedad suficiente como para ganarse todos los insultos. Lo mismo le ocurrió al colombiano Cardona que ni bien quebró el cero con un golazo fue insultado. Encima, antes de eso, en el mejor momento del local los lamentos con forma de “uuuuh” por las chances desperdiciadas también sonaron.
Cuando los jugadores del Millonario se fueron al vestuario en el entretiempo, los aplausos bajaron sin escalas. Abajo en el resultado los hinchas siguieron con su manual de apoyo, y ni bien Pitana mandó a las duchas a Cardona, a los quince del segundo acto, el Monumental retumbó al ritmo del “cuidate, bostero, ya nos vamos a ver de nuevo”.
El premio llegó cuando el capitán Ponzio clavó un tremendo golazo de media distancias. Pareció que las acciones del alma se potenciaron al mil y la remontada estaba cerca, pero la misma no fue posible. Asimismo en las polémicas acciones que tuvieron ambos equipos, las que fueron a favor de Boca hicieron que desde las gradas le dieran la derecha cantada a Pitana mientras que si las polémicas eran en contra de River, sin pensarlo dos veces, la ira daba el presente en contra del hombre de negro que pasaba a ser el diablo.
El derechazo del León Ponzio y la completa entrega de Enzo Pérez, con quites categóricos y salvadas claves, no bastaron para que Monumental termine de redondear una fiesta con triunfo, pues el charrúa Nández, con su grito, se encargó de que los tres puntos se vayan hacia la Bombonera.