Entre Copa y campeonato, el colombiano lleva 336 minutos sin convertir y el uruguayo, 329. Los datos no son alentadores para River porque, como dijo el DT en la conferencia de prensa post 0-1 con Cruzeiro, "no tenemos a Neymar y a Messi". Además, enfrente está Cruzeiro, que hace de su defensa una fortaleza y que si bien Huracán le anotó tres goles en un juego, en general recibe muy pocos. El Millo necesita al menos un tanto para forzar a un desempate por los penales y ganar con más de dos para seguir en carrera.
El tema del gol es complejo porque River está en una etapa inédita con el equipo titular, ya que entre la final de Supercopa Argentina con el Globo, los tres juegos ante Boca, el de Cruzeiro y uno del torneo local frente a Racing, hubo una racha de 6 juegos con apenas un gol, el de Sánchez de penal en el primer cruce de Copa ante Boca, en el Monumental. La malaria a su vez no se explica en la falta de definición porque, en esta secuencia de juegos, el equipo generó muy poco en ofensiva y por eso gritó sólo una vez.
Nada que ver con todo lo ofrecido por el Millo en gran parte de la era Gallardo, que fue el más goleador en el torneo local el año pasado y en la Sudamericana, con 51 goles. Además, en solo 5 juegos se fue sin anotar de los 32 partidos oficiales de la segunda parte del 2014. En lo que va de 2015 la medida bajó y sólo tiene 34 gritos en los 24 juegos oficiales del año.
River se hizo temible desde su capacidad goleadora y para regresar ese porte que generaba terror a los rivales necesita que los goles sean amores de nuevo en la revancha ante Cruzeiro. Si hay hazaña en Belo Horizonte y River vive, será porque la red volvió a darle alegría.