Amenazan de muerte a dirigente de DD.HH. que apoyó causa Maldonado

Pimentel, histórico luchador por causas de violencia institucional y que estuvo apoyando la lucha por la aparición de Santiago desde el comienzo, indicó en declaraciones a DIARIO POPULAR que “la voz de quien llamó era muy firme, siniestra y oscura, y quien levantó el teléfono fue mi cuñado, que ya declaró en la causa”.

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La amenaza ocurrió el viernes 20, alrededor de las 21,45 de la noche, y la denuncia fue realizada en la Unidad Fiscal Descentralizada de Gregorio de Laferrere, en el partido de La Matanza. “El fiscal Federico Russo viene investigando la amenaza, y prometió que realizaría el rastreo de llamadas, para intentar determinar el origen”, dijo Pimentel.

“No puedo separar esta amenaza del hecho de nuestro acompañamiento a la familia de Santiago Maldonado. El mismo día de la confirmación de la identidad del cuerpo encontrado en el Río Chubut, se realiza esta amenaza. Ese día me llamaron desde los medios de comunicación de la Universidad de La Matanza, antes y después que Sergio, hermano de Santiago, saliera a reconocer que se trataba de su hermano. Hablé de la complicidad del Estado, del rol de Patricia Bullrich y Pablo Noceti, de la Gendarmería”, señaló el dirigente.

Desde la organización, asimismo, se emitió un comunicado denominado “Las voces cobardes no nos harán callar”.

“Denunciamos públicamente que llamaron por teléfono al trabajo de nuestro compañero presidente de la APDH La Matanza, Pablo Pimentel, y dijeron ‘Hijo de puta, te vamos a hacer mierda’. Responsabilizamos a los funcionarios que deben velar por nuestra integridad por cualquier cosa que pueda sucederle a nuestro compañero‘, plantearon en un comunicado.

En este sentido, llamaron a las autoridades a tomar cartas en el asunto y ponerle un punto a este tipo de episodios que tienen como blanco a la institución desde hace meses. La vez anterior, fue con la aparición de balas de FAL en la puerta de la APDH. Esto ocurrió el 22 de julio, frente a la sede del organismo, ubicada en la intersección de las calles Esnaola y Cabrera, en San Justo.