Llegan las vacaciones y, junto a ellas, las ganas de descansar y de disfrutar del sol, el mar, la arena y la vida al aire libre. Pero claro, junto a la hoja de ruta de nuestros planes es indispensable meter en el bolso o al menos en una ayuda memoria imantado a nuestro espíritu- una serie de recomendaciones y cuidados especiales para evitar contratiempos o sinsabores.
En primer lugar vamos a ser referencia a los cuidados relacionados con la piel, un detalle que muchas veces pasa inadvertido o al que le prestamos poca atención. Sin embargo, el daño que puede causar una exposición irresponsable a los efectos de los rayos solares pueden alcanzar grados muy delicados que incluyen el cáncer de piel.
En ese sentido, hay muchos que prefieren una conducta vampiresca, entendiendo no sin razón- que la mejor manera de cuidar la piel y mantenerla joven es evitar su exposición al sol. Pero claro, la gran mayoría de los veraneantes aman el sol y disfrutan del look que ofrece un bronceado intenso o, simplemente, del placer que representa el tenderse un rato sobre la arena y disfrutar de la calidez del astro rey.
Pero, en ese caso, existen precauciones que se pueden tomar para no privarse de esa costumbre que tanto nos gusta. En primer lugar, grandes y chicos deben estar atentos a los horarios indicados para evitar la mayor agresividad del sol; el mediodía es, históricamente, la franja prohibida. Y para estar seguros, la manera más práctica de darnos cuenta es advertir nuestra propia sombra: cuando parados bajo el sol la misma no alcance un metro de longitud, entonces estaremos en peligro. Una vez que respetemos esta regla, habrá que analizar el tipo de protección solar que elegiremos para el resto de los horarios de sol. En el mercado hay una gran variedad de productos de diversa calidad y que miden el poder de su filtrado de los rayos solares en “factores”. Así, un protector de factor 5 apenas filtrará la agresividad de los rayos, mientras que el factor 80 (recomendado para bebés) son prácticamente impermeables para el sol.
Cada uno debe elegir el grado de protección que usará de acuerdo a la sensibilidad de su piel pero, en cualquier caso, se recomienda usar siempre algún producto. Y los que más cuidado deben tener, son aquellos que no han tenido la chance de exponerse al sol durante los días previos y que llegan a las vacaciones con la piel muy blanca. En esta temporada, como el 2014 ofreció días de diciembre y hasta de octubre con mucho sol y calor, la mayoría ya llegó a las playas con un primer “golpe de horno”.
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Por otra parte el personal de la salud recomienda que “cuando se presenten jornadas de calor abrumador hay que proteger con un gorro o pañuelo la cabeza de los más pequeños y también de las personas mayores”. Además, en las jornadas calurosas “cuando se transpira mucho, hay que tomar mucho agua y, si es posible, bebidas que repongan los minerales perdidos con el sudor”. En el caso de los protectores solares hay que usarlos también en los días nublados, en los que los rayos ultravioletas actúan con la misma virulencia, pero en forma inadvertida.
Pero no sólo hay que cuidarse del sol; el mar, que tanto nos atrae, también puede generar algún inconveniente. Los guardavidas recomiendan, permanentemente, evitar internarse en zonas profundas “antes de por lo menos 45 minutos después de haber almorzado”. Y es que los calambres de estómago, muy comunes cuando uno pretende realizar un ejercicio como la natación mientras el organismo está en proceso de digestión, se convierten en enemigos mortales.
También se recomienda estar atentos a las indicaciones de los propios guardavidas que, en cada playa, saben dónde se ha formado una canaleta que pudiera generar una correntada traicionera.
En los últimos tiempos, la tormentas eléctricas han ganado protagonismo, incluso con episodios trágicos; por eso, en todos los balnearios de la costa argentina se ha confeccionado una nueva bandera de advertencia para los días tormentosos: es negra con un rayo blanco que la cruza y los guardavidas la izan junto con la roja (“prohibición de baño”) para que los veraneantes, además de abandonar el mar, se alejen de los sectores con arena húmeda. “La gente, en los últimos tiempos, ha tomado un poco más de conciencia cuenta Ricardo, guardavidas del complejo de punta Mogotes- pero de cualquier manera, cuando nosotros advertimos la presencia de un frente de tormenta eléctrico, se hace difícil que todos acaten las recomendaciones de seguridad... la playa es difícil de abandonar y muchos se aferran al tradicional ‘no pasa nada’ y sólo se van cuando empieza a llover”.
Por último, y no menos importante, está un detalle relacionado con el calor y el aire libre; y es que, cuando las temperaturas suben y se mantienen, crecen los ambientes de cultivo para diferentes virus. Uno muy común en tiempos estivales está relacionado con los cuadros estomacales, vómitos y gastritis que, en ocasiones, llega acompañado por un cuadro febril y de decaimiento (ver nota aparte).
La mejor manera de tomar precauciones al respecto, es lavarse habitualmente las manos, en especial después de ir al baño y antes de comer. También se recomienda evitar el consumo de agua de red y lavar cuidadosamente las frutas y hortalizas que se vayan a consumir.
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