Para el jefe de Trasplante Hepático del Hospital Alemán, doctor Lucas McCormack, la necesidad de conseguir un órgano para un trasplante es un tema preocupante, y lo respalda con cifras, al señalar que en 2017 “murieron esperando un órgano la misma cantidad de personas que en cuatro Cromañones, 18 ARA San Juan y casi 20 tragedias de Once: 799 personas, y este número se repite año tras año, pero es sólo parte de la estadística”.
“Las listas de espera -señala- crecen y crecen en nuestro país, llegando a cifras actuales de 7.826 pacientes inscriptos en el INCUCAI esperando órganos. Hoy 6.012 personas esperan un riñón; 1.256, un hígado; 219, uno o dos pulmones, y 121 personas esperan un corazón. Hoy son casi 3 mil personas las que están esperando tejidos, y en lo que respecta solamente al trasplante de hígado, cada dos días se muere una persona esperando que le llegue su donante”.
El especialista asegura que “no hay dudas de que estamos frente a una verdadera emergencia sanitaria, que responde a una serie de causas. La primera es la falta de donantes. En nuestro país, la Ley de Trasplantes de Organos y Tejidos (Ley 26.066) es la herramienta legal que otorga a todos el derecho a decidir sobre el destino de sus órganos y tejidos después de su muerte, tanto para expresar su voluntad afirmativa como de oposición respecto a la donación. De no existir manifestación expresa, la ley presume que toda persona es donante”.
A pesar de dicho registro, en el momento de la muerte será la familia la que tomará la decisión final sobre la donación. Este es el motivo por el cual, si deseamos donar nuestros órganos, es vital manifestar esta voluntad no sólo al INCUCAI, sino decírselo explícitamente a los familiares y a los amigos. Debe saberse que esta expresión de voluntad podrá ser revocada por nosotros mismos o por nuestros familiares en cualquier momento antes de la donación efectiva”.i