El caso, relatado a DIARIO POPULAR por la protagonista, es apenas un ejemplo del nivel de salvajismo al que pueden ser sometidas muchas víctimas que son captadas por grupos coercitivos que se apoyan en la religión umbanda, pero en realidad forman parte de espacios donde las estafas económicas, y los abusos físicos y mentales hacen estragos.
Pablo Salum, titular de la organización Librementes, explicó que "la ausencia de controles desde el Estado hacia estos grupos que se autodenominan umbandas, pero también la falta de un orden de manera interna hacia esa religión, son un caldo de cultivo para el narcotráfico y la trata".
Zona liberada"El umbandismo es un movimiento religioso particular. Cualquiera puede ser pai o mai si así lo desea. No tiene que estudiar en ningún lugar, y no hay una estructura vertical que controle su accionar. Se inscribe en el Registro de Culto y listo. Es así que actualmente la captación de víctimas se realiza con métodos coercitivos y se sostiene en muchos templos con la venta de cocaína. Es una forma de recaudar, con absoluta libertad, porque nadie controla lo que ocurre puertas adentro. Es zona liberada", dijo Salum.
La mencionada historia de Mariela es paradigmática. "Mi madre se acercó a este pai porque mi papá no tenía trabajo y yo era madre soltera también sin recursos. Ella estaba enferma. Siempre había sido católica, pero empezó a ir a las reuniones en el templo umbanda. Un día vino y me dijo que nos habían hecho un trabajo de brujería. Y que sólo podía curarnos teniendo relaciones sexuales conmigo. Me causó asco. Pero ella estaba obsesionada y me presionó mucho. Yo tenía 21 años. Hasta que fui. Me abusó nueve veces. Me daba cocaína y usaba unos líquidos horrendos. Casi me vuelvo loca. Me tuve que ir de casa con mi hijo para cortar eso. Nunca lo denuncié, pero lo cuento ahora porque seguro ocurre con muchas personas para que estén prevenidas", contó la víctima.
Para Salum, especialista en grupos coercitivos denominados comúnmente sectas, "es absolutamente indispensable una regulación seria y controles estrictos, ya que en la religión umbanda es muy oscura la doctrina basada en el sacrificio, ya que cada uno de los pai o mai lo interpreta como quiere, entonces es altamente peligroso".
"No es un dato menor que en los templos umbandas, que se extienden sin parar por todo el Conurbano bonaerense, la mayor concurrencia pertenece a estratos sociales bajos. El miedo es la principal herramienta que utilizan contra las personas vulnerables. Luego de la captación, arremeten con rituales y prácticas que van destruyendo a las víctimas psicológicamente. En ese marco, el tráfico de cocaína y otras sustancias aparece como parte del mismo negocio.Es hora que el Estado reaccione", manifestó.