“Cualquier mujer puede caer, pero sobre todo aquellas que tienen personalidades maternales y
protectoras, o aquellas que se dedican vocacionalmente a profesiones que se centran en ayudar a otros, como enfermeras, trabajadoras sociales o psicólogas. Ese tipo de personas son las que tienen mayor predisposición a entrar en contacto con hombres tóxicos”, destaca la autora norteamericana Lillian Glass, pionera en acuñar el término “tóxico” para designar toda la gama de comportamientos nocivos que alteran a determinadas personas y atraviesan las relaciones que entablan.
“Este tipo de comportamiento encubre casi siempre una falencia o inseguridad. Está basado en factores como el miedo, la competitividad y en el modelo de crianza -plantea-. Las personas que manifiestan este tipo de conductas se pueden reconocer por las expresiones de cara, la forma de hablar y los gestos corporales”.
La también especialista en comunicación y asesora de imagen estuvo en el país presentando su nuevo libro, “Hombres tóxicos” (Paidós), una obra que retoma el ideario central de su best-seller “Relaciones tóxicas” (1995), que en este caso se concentra en ofrecer tips para identificar a este tipo de personas y proporciona herramientas para evitarlas o bien para lidiar con ellas sin que esto redunde en sufrimiento.
¿Hay hombres tóxicos solamente? “No, todas las categorías que presento en el libro son válidas
también para ellas. En realidad, el título referido a los hombres fue una sugerencia de la editorial, pero de ninguna manera se puede leer como una acusación al sexo masculino”, confiesa Glass.
Acerca si hay una sintomatología social que avala la aparición de componentes “tóxicos” en la personalidad, la autora explica que “no necesariamente, la diferencia es que hoy somos más conscientes de la existencia de estas conductas”.
Sin embargo sostiene que “sí es cierto que hoy se ve más gente que responde a esta caracterización por una cuestión de que hay mayores presiones económicas, culturales y sociales, pero las tipologías tóxicas no son una novedad”.
Todas las generaciones“A lo largo de todas las generaciones hubo gente tóxica. El avance es que hoy hay herramientas para hacerle frente a este tipo de conductas hasta neutralizar su efecto.
De hecho, el libro ofrece un catálogo de opciones para personas que comparten su entorno con gente de estas características”, señala.
En su obra, Glass establece once arquetipos de hombres tóxicos que van desde el “mentiroso seductor, manipulador e infiel” y el “sabelotodo arrogante y presuntuoso" al “narcisista egocéntrico cuyo lema es: yo, mi, a mí, conmigo y para mí”, pasando por el de “víctima autodestructiva que lo ve todo negro”, el “volcán pasivo-agresivo engañosamente tranquilo, pero a punto de entrar en una erupción mortal” y el “congelador emocional”.
“Hay tipo de personalidades que nunca tienen que estar juntas: un hombre pasivo-agresivo y una
mujer controladora o bien dos personas muy controladoras entre sí son combinaciones mortales -enumera-. Por supuesto que uno no puede elegir de quién se enamora, pero el amor se trata de admiración y respeto, y si esto desaparece tarde o temprano la relación colapsa”.
“Creo que el límite de una relación tóxica debe ser la violencia. Fuera de eso, las conductas tóxicas son rehabilitables, pero en todos los casos el punto de partida debe ser la concientización del otro acerca de lo que genera su comportamiento. Sin la voluntad de cambio, no hay cambio posible”, concluye Glass, que lleva más de quince libros publicados sobre autoayuda.
CaracterísticasEn su libro, Lillian Glass enumera tres características de los hombres tóxicos:
“1.- Te provoca emociones negativas.
2.- Se porta mal contigo o no te trata bien.
3.- Te hace sentir mal contigo misma, lo que afecta a tu comportamiento y a tu autoestima”.
“Si estás pensando en algún hombre que te provoca una o más de estas reacciones, estás ante
un hombre que es tóxico para ti”, agrega. Estos hombres pueden ser un familiar, una pareja, un compañero de trabajo o de cualquier ámbito. Sin embargo, aclara que “no hay que olvidar que un hombre que sea tóxico para ti puede no serlo para otra mujer”. Los tipos Glass enumera once modelos de hombres con características y/o comportamientos tóxicos:
“1.- El celoso competidor.
2.- El volcán pasivo-agresivo engañosamente tranquilo pero a punto de entrar en una erupción
mortal.
3.- El ‘sabelotodo’ arrogante y presuntuoso.
4.- El mentiroso seductor, manipulador e infiel.
5.- El obseso del control furioso y déspota.
6.- El metomentodo cizañero y traidor.
7.- El víctima autodestructivo que lo ve todo negro.
8.- El espantapájaros débil y sin iniciativa.
9.- El narcisista egocéntrico cuyo lema es :yo, mi, a mí, conmigo y para mí.
10.- El congelador emocional.
11.- El sociopsicópata.
Por otra parte, en uno de los últimos capítulos, frente a la pregunta casi cotidiana de las mujeres
¿dónde están los hombres buenos? Glass escribe “están por todas partes. Y la verdad es que no son difíciles de encontrar si sabes qué debes buscar. En cuanto dejas de buscar al príncipe azul
que te rescate en tu vida personal y profesional y empieces a buscar a un hombre ‘real’, un auténtico ‘buen partido’, te darás cuenta de cuántos hombres maravillosos te vas encontrando”.