Dos personas fueron detenidas este miércoles sindicadas por hacer estallar una bomba en el mausoleo del coronel Ramón Falcón, en el Cementerio de Recoleta. Curiosamente, el mismo día, pero de 1909, asesinaban al militar.
Falcón, que en ese entonces tenía 54 años, fue asesinado en un atentado por un obrero ucraniano, llamado Simón Radowitzky, quien le arrojó una bomba de fabricación casera contra el carruaje en el que viajaba. El explosivo le estalló entre las piernas y murió horas más tarde.
El agresor se salvó del fusilamiento por haber sido menor de edad, pero fue condenado a tiempo indeterminado y estuvo preso en la penitenciaria federal de la calle Las Heras, y luego en la penal de Ushuaia, donde intentó fugarse sin éxito. En 1929, el entonces presidente Hipólito Yrigoyen le concedió el indulto.
El atentado a Falcón ocurrió seis meses después de la represión de la Semana Roja, cuando el militar ordenó que 120 policías a caballo dispararan sus armas contra los civiles desarmados, lo que ocasionó 11 muertos y más de 105 heridos.
Al año siguiente, dispuso el desalojo de familias obreras que se negaban a acatar el aumento unilateral de precios aplicado por su arrendadores, descontentos con la falta de intervención gubernamental en la regulación de la vivienda y de las condiciones de vida en los inquilinatos.
Semanas después, Falcón, quien creó la escuela de policía que lleva su nombre, les arrojó agua helada con mangueras de alta presión a las familias que realizaban protestas en pleno invierno.
Sus restos permanecen enterrados en el cementerio de la Recoleta, en la sección 20, sobre el muro de calle Azcuénaga, en un sepulcro creado por el escultor León Ernest Drivier, el mismo que hoy sufrió el atentado.
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