Palacios consiguió lo que, hasta el momento, nadie había logrado: sentarse cara a cara con cada uno de los protagonistas del robo. Con uno se metió en el túnel por donde se escaparon, otro lo invitó a su casamiento. Cuenta detalles íntimos de la creación —desde "El hombre de traje grís", que estudió teatro para engañar a los negociadores del "Grupo Halcón", hasta las hiervas que fumaba el líder de la banda— y cómo vivieron los ladrones el minuto a minuto, la adrenalina, mientras desarrollaban el robo. Como en la mayoría de los textos que escribió, el autor logró conseguir revelaciones sublimes de los personajes.
Palacios, incluso, busca el por qué. Se pregunta qué llevó a cada uno de los integrantes de la banda a arriesgar su libertad y desafiar a una de las instituciones más peligrosas de la sociedad moderna: los bancos. Indaga en las contradicciones. Y las encuentra.
Con prólogo de Andrés Calamaro, "Sin armas ni rencores: el robo al Banco Río contado por sus propios autores", de Editorial Planeta, es una obra maestra en la crónica policial latinoamericana. Un libro de lectura obligatoria para aquellos que disfrutan de las historias reales que superan a la ficción. Un libro de crónica bien narrado, con la presencia justa del autor —que sabe ubicarse en la escenografía del relato pero se aleja del protagonismo— y los testimonios de las fuentes, algo que, en el periodismo de hoy, parece cotizar cada vez menos. Para leerlo en pocos días.
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