Este 24 de septiembre se cumple un nuevo aniversario de la muerte de célebre "primer médico moderno". Paracelso dejó un legado extraordinario.
Este 24 de septiembre se cumple un nuevo aniversario de cuándo desencarnara en Salzburgo (Austria) –en 1541– el célebre, distinguido, discutido y controversial Theophrastus Phillippus Aureolus Bombastus von Hohenheim, también llamado Theophrastus Bombast von Hohenheim y más conocido como Paracelso o Teofrasto Paracelso. Fue médico, y también alquimista y astrólogo.
Nació en Suiza en el año 1493, precisamente un año después del primer arribo de Cristóbal Colón a lo que sería conocido como América. Este dato no es menor, pues se trata de un momento en Europa de grandes cambios y modificaciones tanto en lo cultural en general como en lo científico en particular.
El nombre Paracelso (Paracelsus, en latín), que escogió para sí mismo y por el que es generalmente conocido, significa «igual o semejante a Celso», un médico romano del siglo I. Aulo Cornelio Celso (en latín, Aulus Cornelius Celsus; quien viviera en el primer siglo de nuestra era) fue un enciclopedista romano, escritor agronómico o geopónico; al que se atribuye haber ejercido la Medicina aunque no hay evidencias concluyentes al respecto.
Paracelso fue muy popular en su tiempo porque se creía que, en su condición de alquimista, había logrado la transmutación del plomo en oro mediante.
Obviamente, este hombre estaba concentrado en temas mucho más valiosos como –por ejemplo– la posibilidad de lograr una vida muy longeva (superar los cien años de edad cronológica sin enfermedades y con todas las habilidades funcionando adecuadamente) a través de rituales y fórmulas surgidas de la Alquimia.
Paracelso, quien habría aprendido las ceremonias y rituales del proceso alquímico en uno de sus viajes a Constantinopla –al parecer recibiendo la enseñanza de Salomón Trismosin– se cuidó mucho de no difundir tales investigaciones.
En uno de sus textos, Paracelso se ocupa en señalar que “el objeto de la Alquimia no es transformar metales innobles en plata u oro, sino crear un remedio contra todas las enfermedades.”
A más de ello, su incesante búsqueda por lograr nuevos conocimientos que permitieran superar los padecimientos del cuerpo tanto como los del alma humana así como su oposición a los métodos médicos tradicionales utilizando supuestos remedios heredados de tiempos antiguos hicieron que quedara en la Historia de la Ciencia como el primer “médico moderno”; convirtiéndose en un adelantado a sus contemporáneos.
Bien señala Carl Gustav Jung –en su libro Paracélsica– que “Paracelso supo, anticipándose a la época moderna, que la naturaleza humana no era sólo químico-física sino también psíquica.”
Introdujo la noción de enfermedades metabólicas y la idea de sustancias químicas con fármacos específicos. Fue el creador de las primeras drogas basadas en sustancias químicas y minerales.
“Todo es veneno y nada es veneno, sólo la dosis hace el veneno”, es una de sus frases más recordadas.
De su forma de ser habla mucho el hecho de que no sólo cuestionó los textos de aquellos médicos hasta entonces glorificados como Hipócrates, Galeno, Avicena y otros autores clásicos, sino que hasta se ocupó de prender fuego y quemar públicamente algunos de los textos de estos autores buscando dejar bien en claro que se trataba de conocimientos equivocados o ya superados.
También es significativo ante esta personalidad, el hecho de que se ocupara mucho de temas controversiales frente a lo científico como son los asuntos esotéricos y la Astrología. Lo cual hizo que, durante su vida, sufriera varios ataques de quienes entendían a la Alquimia como un rudimento superado de la Química, a lo esotérico como una cuestión de ignorantes y charlatanes y a lo astrológico como una falsedad sin ningún fundamento cierto. Paracelso estaba convencido de todo lo contrario.
Daba, en su trabajo como médico, gran importancia a los aspectos astrológicos del paciente y, en virtud de ello, determinaba los métodos de curación que juzgaba adecuados.
En cuanto a lo esotérico lo muestra como un real sabio –mucho más que un mero científico– puesto que comprendía que lo humano es mucho más que el resultado de un conjunto de reacciones físico/químicas y que hay en la constitución de la persona aspectos del orden de lo no físico que actúan y se manifiestan en el desarrollo de la vida. A ese ámbito sólo se puede ingresar mediante lo esotérico.
Paracelso afirma que un médico que no conoce la magia es un “extraviado y un curandero en Medicina, que está orientado al engaño y no a la verdad.” Innecesario es señalar las discusiones que provocaron estas afirmaciones.
La importancia de lo legado por Paracelso continúa tan vigente que el mismo Carl Gustav Jung le dedicó un libro titulado “Paracélsica”, publicado en 1942; en el mismo recuerda que -para la curación de enfermedades– utilizaba “muchos Amuletos y Sellos, de modo que no fue inocente de haber cobrado una mala fama de hechicero”.
Aclara también que: “Amuletos, talismanes, conjuros, para las enfermedades, eran cosas comprensibles” en aquellos tiempos. Y, luego, agrega Jung: “El sueño de la Alquimia se ha cumplido y Paracelso ha previsto visionariamente la Medicina química actual”.
Transcribiremos, a continuación, algunas frases extraídas de textos de Paracelso:
- “Sólo las cosas exteriores dan el conocimiento de lo interior, ninguna cosa interior puede ser conocida de otro modo.”
- “Lo exterior nos enseña y nos muestra qué es lo que enferma a la persona (la causa de las enfermedades), la persona nos muestra su misma enfermedad.”
- “Debéis orientaros de este modo en la Ciencia, vosotros médicos, de modo que conozcáis el origen de la felicidad y la desgracia, si no conocéis esto, estáis lejos de la Medicina.”
Carl Gustav Jung expresará en una de sus conferencias: “Paracelso es una de aquellas grandes figuras del Renacimiento que, por su fondo abismal, aún hoy, después de cuatrocientos años, sigue siendo problemática.”
“Pues Paracelso es una naturaleza conflictual. Y debió serlo, pues sin la tensión de las oposiciones no hay energía, y cuando estalla un volcán, como él era, no erramos al aceptar que el agua y el fuego vengan juntos.”
Antonio Las Heras es doctor en Psicología Social, filósofo, historiador y escritor. “Atrévete a vivir en plenitud”, es su más reciente libro. www.antoniolasheras.com