Ese film fue
"Las Tortugas Pinjas" que Víctor Maytland, cuyo nombre real es Roberto Sena y con el cual también ganó renombre en el medio televisivo como productor de dos recordados programas de Canal 9, Calabromas y Feliz Domingo, realizó en 1988.
Desde esa película, que se convirtió en la más vendida en su rubro en la Argentina, Maytland aportó al género más de 200 títulos con los que ganó prestigio en el mercado nacional e internacional que honraron su condición de hombre de cine.
"Al cine me fui acercando de niño y creo que de alguna manera fui el chico de Cinema Paradiso, pero en mi caso en el cine Rosedal, de Palermo, donde mi mamá me dejaba para que viera tres películas
entre la una y las siete de la tarde", señaló Víctor, de 67 años, a HISTORIAS DE VIDA.
Por entonces ni se imaginaba que se iba a convertir en un director destacado del porno, aun su gusto por la cinematografía que lo llevó, tras haber incursionado en Medicina, primero, y Psicología, después, a plasmar de joven estudios sobre cinematografía en la UBA.
Maytland tampoco se veía produciendo y dirigiendo películas de alto voltaje en los años que como Roberto Sena se dedicó a ser un exitoso vendedor. Ya había sido meritorio en el clásico testimonial de Pino Solanas y Octavio Gettino "La Hora de los Hornos", cuando tuvo un click que lo hizo cambiar. "Me propuse romper el molde del cine porno porque me parecía muy aburrido" señaló mientras consumía el cuarto de los ocho cigarrillos que fumó durante la entrevista. "Es mi karma", aclaró entre una de las tantas pitadas.
Quien iba a ser con el tiempo uno de los cien directores más reconocidos del género por films como "Carpas calientes", "Tango Sex", "Gozando por un sueño" y "Navidad Caliente", entre otros, se propuso una meta distinta. "Mi cine es real en base a personajes reales" afirmó quien para combatir los estereotipos les da lugar en sus películas a mujeres gorditas y hombres grandes.
El seminarista con grandes atributos para el género
Víctor tiene una anécdota digna de un guión cinematográfico y no precisamente de cine porno. Todo ocurrió cuando hacía el reality "Expedición sex", en el que un grupo tenía sexo con total libertad para que luego los varones votaran cuál de las mujeres se iba y las chicas hicieran lo propio, pero a la inversa.
"Incorporé a un muchacho de 23 años, mendocino, que vino al casting y demostró que realmente tenía todos los atributos requeridos para un hombre en el porno", contó Maytland de aquella producción realizada en una solitaria isla en lo profundo del Delta.
"Me dijo que necesitaba trabajar pero confesó que hacía muy poco tiempo que había debutado en el sexo con una mujer, en una bailanta. Y así empezamos", recordó. "Un día llegaron diez lanchas de Prefectura para acusarnos por el delito de pornografía. En medio de la discusión -apuntó- el joven se me acercó llorando y me dijo que lo salvara porque en realidad era un seminarista que estaba de vacaciones y quería vivir una experiencia distinta". El seminarista, que aclaró que se había dejado la barba para modificar su apariencia, estaba muy preocupado de que su madre se enterara del escándalo en que se había metido.
"Al final no pasó nada pero lo hicimos salir del reality aduciendo una depresión. Sin embargo, cuando lanzamos el programa, vino a saludarnos pero ya ahí con las ropas de cura", concluyó.