La mujer, madre de un joven que murió en el incendio de República de Cromagnon y de otro que sobrevivió a esa tragedia pero sufre horrores la pérdida de su hermano, lucha incansablemente contra la injusticia.
El televisor del cuarto matrimonial de Nélida Andrade en su casa de Mataderos, refleja en un video la imagen adolescente de su hijo Walter Pata, la tarde que ganó una prenda en el programa Feliz Domingo, quince años antes de convertirse en una de las 194 víctimas fatales del incendio de República de Cromagnon. Detrás de sus lentes, las lágrimas han vuelto a humectarle la mirada que, como siempre, busca fortalecerse en la de Jorge, su marido desde hace más de cuatro décadas.
Nélida no puede disimular el dolor por la tremenda pérdida que, en su caso, tiene un agravante: su otro hijo, Gustavo, logró sobrevivir al desastre de la noche del 30 de diciembre de 2004, de la que le queda como recuerdo previo al horror de haber tenido que buscar dos días entre bolsas de cadáveres el de su chico, la sensación física de Walter sacudiendo ante ella su cabello recién mojado para salpicarla.
"Lo que hago ahora es honrar la memoria de mi hijo y le escribo cosas que sé que le llegan, aunque me hacen llorar", explicó esta ama de casa de 73 años a HISTORIAS DE VIDA.
Unos cuantos achaques parecen haber recrudecido desde los días previos al que debió haber sido el cumpleaños número 40 de Walter, el 25 de abril pasado, como la arritmia crónica que la alejó de una operación de vesícula y otra para extraerle un cálculo de riñón. "Los médicos me dijeron que podía ser por la carga emotiva de escribir el mensaje a Walter para su cumpleaños, pero me dí cuenta que esa es la forma que tengo de honrarlo", afirmó.
Esa es la forma, la de escribir, con la que Nélida mitiga la angustia acumulada en los últimos nueve años, en una práctica que incluyó una misiva al papa Benedicto XVI, el antecesor de Francisco, a quien espera enviarle otra carta para saludarlo por su cumpleaños ahora en diciembre y plantearle de paso sus inquietudes por la falta de justicia que percibe en torno al caso Cromagnon.
"Ese es mi compromiso con Walter y mi otro 'negrito' (por su hijo menor) que si bien pudo salir adelante por el amor nuestro, de su novia y sus amigos, quedó marcado por el desastre. Gustavo -acotó- estuvo junto al Pato Fontanet sacando chicos del boliche mientras buscaba desesperado a su hermano".
Con Callejeros, como sus hijos
Esa situación, más la pasión de Walter y Gustavo por Callejeros, hicieron que Nélida fuera una ferviente defensora de la banda de Villa Celina. Incluso en la ONG Familias por la Vida, que nuclea a sobrevivientes y familiares de Cromagnon y de la que es parte, debió dejar sentada su posición. "Yo no voy contra Callejeros porque respeto la memoria de Walter y la postura de su hermano sobreviviente, les aclaré. Así me mantuve hasta ahora", puntualizó.
La anécdota la pinta como la luchadora que es detrás de la causa de Cromagnon que la lleva a hacer pegatinas, participar de reuniones, dar entrevistas por radio, apoyar proyectos de leyes, mostrar donde pueda las pancartas que hizo pidiendo justicia por el chico y por sobre todo escribir.
"Es que a Walter lo siento conmigo y tengo la certeza -insiste- que de alguna manera lo que le escribo le llega y eso me anima a seguir en la lucha contra una injusticia, que me mata". Esa energía, entiende Nélida, es el formato hecho sensación con que le llegan las respuestas de Walter que apuntan a darle fuerza a su madre con la que tantas veces comparte lágrimas que en su caso no se pueden ver.