Carlos Daniel Echenique lleva varios años recorriendo América con el grupo Los Ocho Cóndores, y registrando la historia profunda del continente a través de testimonios de integrantes de las naciones originarias.

Desde que era chico, Carlos Daniel Echenique sintió una fascinación especial por la fotografía. Criado por su abuelo en la localidad de San Miguel, luego de terminar el secundario, siguió una serie de cursos, que complementó con su afán de investigador sobre temas que lo apasionaban, como la fauna, la naturaleza y las civilizaciones originarias, al punto que años después se convirtió en investigador independiente para la Biblioteca Nacional.

Mientras tanto, a Carlos no lo conformaba quedarse en un ámbito urbano o especializarse en documentar visualmente monumentos, ruinas o fauna silvestre. Así, apenas pasados los 20 años, le dijo a su abuelo: “me voy a recorrer América Latina” y munido de un equipo que compró con mucho esfuerzo, se lanzó a una aventura muy especial.

“Tenía un objetivo, y no como hobby, que era investigar a las naciones originarias - afirma Carlos-. Así, arranqué por el Norte argentino, desde La Quiaca hasta Villazón, cruzando la frontera, y así recorrí Bolivia, país en el que estuve más de diez veces, tratando de vincularme con los abuelos de esas naciones”. Y aclara que “no hablo de pueblo originario sino de naciones, porque son cosas diferentes”.

El viaje iniciático de Carlos se extendió por varios países, subiendo por Perú, siguiendo por Ecuador, Colombia, y tras pasar por Centroamérica llegó hasta Estados Unidos. En todos esos países, logró establecer una relación casi familiar con los que él denomina “los abuelos del consejo de ancianos”, los representantes que gozan del mayor nivel de sabiduría dentro de sus comunidades.

“De ellos aprendí muchas cosas, pero esencialmente que muchas de las cosas que conocemos y hacemos verdad absoluta no son tan así” y como ejemplo señala que “la wiphala, que todos conocen como la bandera de los pueblos originarios, en realidad no es una bandera, sino un emblema rector sagrado, que en las civilizaciones más antiguas se utilizaba para sacar cálculos matemáticos de equinoccios y solsticios, los siete colores que contiene representan a las siete razas, y los 49 cuadrados son las 49 subrazas, es algo milenario”.

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Así, Carlos menciona una serie de términos cuyo verdadero significado es muy diferente al que se le asigna: desde Pachamama, que no es madre tierra sino espacio-tiempo, y que en realidad es H’alpa Mama, o la región de Cuzco, que en verdad es Cozco, o centro de gravedad.

Carlos Echenique sin dudas es un hombre de acción. Y por esta razón, desde hace varios años es el líder y guía de un grupo de profesionales e investigadores que se autodenominaron Los Ocho Cóndores. Explica que “somos ocho apasionados que decidimos encarar un trabajo de equipo, para realizar viajes por toda América, documentando no solo todo lo relativo a los integrantes de las naciones originarias y su forma de vida y pensamiento, sino también recorrer selvas, bosques y montañas, filmando fauna y flora, a fin de registrar especies y formas de vida muy diferentes entre sí”.

Explica Carlos que “de esta manera, pudimos comprender mejor las historias milenarias de estas comunidades o naciones, que tratan de preservar el conocimiento y las costumbres ancestrales, y tratar de registrarlas con la mayor fidelidad y respeto posibles para difundirlas a través de una serie de 36 documentales, algunos de los cuales ya están preparados, y otros tantos se encuentran en período de pre y post producción”, y comenta que “hemos hecho varios viajes por año, y pudimos llegar a muchas comunidades, como las de Guatemala, Bélice, Panamá, Costa Rica, y hasta Estados Unidos, donde pudimos hablar con descendientes de cherokees, sioux y navajos”.

ndores contra todos los desafíos

Los Ocho Cóndores lleva varios años enfrentando todo tipo de desafíos. Carlos remarca que “nosotros usamos un uniforme de camuflaje con la naturaleza y sabemos que tenemos que atravesar pantanos, tormentas de arena o de nieve, alturas, y también nos podemos topar con animales salvajes. aunque siempre digo que es raro que un animal te ataque si no lo molestás”.

Comenta además que “la preparación de cada viaje es complicada, porque hay que prever una gran logística, desde las ropas hasta los equipos de filmación, cámaras y hasta un drone” y completa que “por suerte, como logramos un prestigio como documentalistas, hay firmas que nos apoyan proporcionándonos todo lo que necesitamos, y hasta una empresa nos proveyó todo el equipo tecnológico”.

El equipo está integrado, además de Echenique, por Pablo Ameijerias (primer camarógrafo), Juan Patiño (2º camarógrafo), Diego Cutrera (3º camarógrafo), Leo López Amado (editor de animación en 3D), Damián Turkielo (Director de Sonido), José María Seoane (asistencia general) y Daniel Noriega (asesor inf. en web master).

Un libro que refleja todas las experiencias

Todas las experiencias que Carlos Echenique vivió en sus numerosos viajes, tanto solo como con el equipo que integra con Los Ocho Cóndores, y los conocimientos adquiridos en ellos, están reflejados en un libro de próxima aparición, que su autor tituló “La Historia Preservada”.

Carlos explica que “se trata de la historia que no quieren que sepamos. Este libro narra en 21 capítulos distintos temas relacionados con la desmitificación de conocimientos y verdades aceptadas tanto en la ciencia como en los significados de símbolos y creencias”.

Señala Carlos que “el libro sale en forma independiente, porque no queremos que el mensaje sea alterado, y ahí señalamos que no se trata de rescatar la historia, sino de preservarla” y señala que se tratan temas como el alto nivel de conocimientos (“cosmocimientos” corrige) de las civilizaciones originarias en matemáticas, astronomías y hasta ingeniería, o que las agujas del reloj en el hemisferio sur deberían girar en sentido contrario”.

También anuncia que tiene muchos proyectos en marcha, desde nuevos viajes durante este año a Guatemala y a la isla de Pascua, donde ya fue en otras ocasiones, o un documental sobre la flora y fauna en las reservas ecológicas de la costanera sur (el lugar donde precisamente se realizó esta nota) y la costanera norte, donde según Carlos, hay más de 350 especies.

Como reflexión, Carlos asegura que “lo más valioso que nos han dado estos viajes es que somos instrumento de un mensaje, y que es el de preservar la naturaleza”.

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