En una hazaña histórica, el austríaco superó, además, las marcas de caída libre desde la altura más alta (39.068 metros) y de velocidad (más de 1000 kilómetros por hora).
El austríaco Felix Baumgartner marcó un hito en las hazañas de la humanidad: subió a la estratósfera en una cápsula elevada por un globo de helio y saltó desde más de 39.000 metros de altura, rompiendo la barrera del sonido en caída libre.
Aterrizó en el estado de Nuevo México sano y salvo tras un espectacular vuelo que fue seguido por millones de personas en directo a través de la televisión o de YouTube. Al tocar tierra se arrodilló y exultó con los brazos hacia el cielo.
La misión había sido anulada en un par de ocasiones en la última semana debido al mal tiempo, por lo que hoy la tensión fue máxima. Menos de una hora antes de que comenzase, llegó la confirmación de que Baumgartner, de 43 años, iba a intentar el salto
Ataviado con un traje a presión de nueva generación, el paracaidista se introdujo en una minúscula cápsula de 3,3 metros por 2,4 que fue elevada por un globo de helio gigantesco pero extremadamente delicado.
Tras dos horas y media de ascensión, Baumgartner abrió la compuerta y se lanzó al vacío: la caída libre duró cuatro minutos y 19 segundos, aunque en total requirió 16 minutos hasta tocar suelo en un aterrizaje perfecto en paracaídas.
Atrás quedaron unos momentos de tensión, vividos durante el vuelo, como cuando el austriaco se dio cuenta de la visera de su casco se iba empañando o que su traje presurizado de astronauta no le calentaba lo suficiente a medida que ascendía y la temperatura en el exterior iba bajando a menos 68 grados. También los primeros momentos de la caída que fueron críticos, en los que dio vueltas peligrosamente sobre sí mismo y temió perder el sentido.
Al final, sin embargo, todo salió bien y el temerario deportista de alto riesgo pudo celebrar su hazaña con los científicos, ingenieros aeroespaciales, Air Force y expertos de la NASA que lo apoyaron y que ahora se preparan a estudiar las reacciones del organismo humano a un salto de este tipo, llevado a cabo desde una altura cuatro veces superior a aquella a la que vuelan los aviones comerciales. Según los primeros cálculos de la misión, el aventurero rompió la barrera del sonido en los primeros 40 segundos de caída libre, cuando aceleró hasta 1.173 kilómetros por hora, aunque aún no se difundieron los datos definitivos de la misión.
Las nuevas marcas además deben ser aprobadas por la Federación aeronáutica internacional para ser consideradas oficiales.
Además de romper la barrera del sonido con su salto, el austriaco también quebró el récord al vuelo en globo tripulado de mayor altura, después de superar los 37 kilómetros.
Sin embargo, no pudo quebrar la marca de la caída libre más larga, ya que sus 4 minutos 19 segundos quedaron cortos ante los 4 minutos 36 segundos del estadounidense Joe Kittinger, un ex coronel de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, quien en 1960 se lanzó desde 31.333 metros Para Baugartner no es la primera aventura peligrosa. Ya tiene a sus espaldas lanzamientos con paracaídas desde las Torres Petronas de Kuala Lumpur, desde la estatua del Jesús de Río de Janeiro y desde la Taipei 101 Tower de Taiwán.
Su patrocinador, la empresa de bebidas Red Bull, también ya había financiado hazañas de este tipo. Pero en este caso, este es ‘un test de vuelo, no un truco‘, afirmó Art Thompson, director técnico de la misión: ‘un test para poner a prueba tecnologías de las que la humanidad se beneficiará durante las décadas venideras‘.
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