Corea del Sur dijo hoy que Corea del Norte trasladó un misil de "alcance considerable" a su costa este pero aseguró que no hay señales de preparativos para una guerra de parte de su vecino comunista, cuyo Ejército advirtió que ya tiene autorización para lanzar un ataque nuclear contra Estados Unidos.
En un comunicado emitido ayer por la tarde tras días de retórica belicista, las Fuerzas Armadas norcoreanas dijeron haber recibido permiso del gobierno del presidente Kim Jong Un de atacar territorio norteamericano con armas atómicas "más pequeñas, más livianas y diversificadas".
Corea del Norte realizó tres ensayos o explosiones nucleares desde 2006, pero se cree que aún no desarrolló la tecnología como para transformar una bomba atómica en una cabeza nuclear que pueda adosarse a la punta de uno de sus misiles balísticos de largo alcance.
Al comunicar el despliegue del misil norcoreano, el ministro de Defensa surcoreano, Kim Kwan-jin, dijo hoy ante una comisión parlamentaria que no sabía las razones del movimiento del proyectil, pero estimó que podría ser para "una prueba o para ejercicios militares".
El misil tiene un "alcance considerable" pero no puede golpear tierra firme estadounidense, aseguró, citado por la agencia de noticias surocreana Yonhap.
Kim negó versiones de la prensa japonesa de que se trata de un misil conocido como KN-08, que puede recorrer 10.000 kilómetros y llegar a Estados Unidos.
La prensa surcoreana especuló que el "alcance considerable" al que se refirió Kim podría indicar que se trata de un misil norcoreano denominado Musudan, que se cree recorre unos 3.000 kilómetros y por lo tanto puede llegar a Corea del Sur y Japón y a las bases estadounidenses en ambos países.
Ayer, Washington anunció por su parte un despliegue balístico de defensa antimisiles en la isla de Guam, en el Pacífico, para reforzar su presencia militar en la región.
Además, envió los buques Decatur y McCain al Pacífico occidental, informó el portavoz del Pentágono, George Little.
El secretario de Defensa estadounidense, Chuck Hagel, advirtió también ayer a Corea del Norte que abandonara su "peligrosa retórica".
Los últimos movimientos alarmaron también a China, preocupada por el peligro de que la renovada retórica bélica de Corea del Norte pueda provocar un enfrentamiento militar accidental que podría "incendiar" la península coreana.
El Ejército de Liberación Popular fue puesto en estado de alerta y está preparando planes de contingencia, informó hoy la agencia de noticias DPA, que citó a "una fuente estrechamente vinculada a las Fuerzas Armadas chinas".
Según la fuente, que requirió el anonimato, los generales chinos están preocupados por la seguridad de las instalaciones nucleares norcoreanas y por la posible llegada masiva de refugiados coreanos a China a través de la frontera común, de 1.400 kilómetros.
Los planes de contingencia, indicó la fuente, incluyen el eventual envío de fuerzas chinas a Corea del Norte en caso de un conflicto militar para resguardar las instalaciones atómicas e impedir un desastre nuclear.
Según informaciones no confirmadas, China, el principal aliado de Corea del Norte, ha reforzado su presencia militar junto a la frontera con el vecino país, un extremo que el gobierno en Beijing ha declinado comentar.
También hoy, el vocero de la Cancillería de Rusia, Alexandr Lukashevich, dijo que su país ve como "absolutamente inadmisible" la decisión de Corea del Norte de buscar vías para refrendar jurídicamente su estatus de país nuclear, un privilegio que sólo ostentan Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido y Francia.
Otra víctima de la tensión en la península coreana ha sido el complejo industrial de Kaesong, gestionado por las dos Coreas.
Corea del Norte volvió a negar hoy el ingreso de trabajadores surcoreanos al complejo situado en territorio norcoreano.
Al igual que ayer, Pyongyang sólo autorizó la salida a los surcoreanos que se encontraban en el complejo, informó Yonhap, citando a las autoridades.
El sector empresarial surcoreano instó al vecino país comunista a levantar de inmediato la prohibición de acceso de sus ciudadanos para evitar más daño a la producción en el lugar, que supone una importante fuente de divisas para Corea del Norte. Allí trabajan unos 50.000 norcoreanos para 123 empresas del sur.
En Estados Unidos, el presidente ejecutivo de la automotriz General Motors, Dan Akerson, dijo hoy a la cadena de noticias CNBC que el aumento de la tensión con Corea del Norte llevó a la compañía norteamericana a elaborar un plan de emergencia para proteger sus operaciones en Corea del Sur.
General Motors opera cinco fábricas en Corea del Sur que producen alrededor de 1,3 millones de vehículos para exportar y 145.000 para uso doméstico.