Tras su paso por Arabia Saudita e Israel, en un viaje con el que se propuso llevar paz a la región, el presidente norteamericano Donald Trump concretó su anunciada reunión con el Papa Francisco en el Vaticano.
El sumo pontífice recibió este miércoles en el Vaticano por primera vez a Trump, en una visita oficial que duró menos de 30 minutos y que tenía como objetivo limar asperezas entre el multimillonario y el religioso latinoamericano.
El encuentro se llevó a cabo a las 8.30 (3.30 hora Argentina) en el segundo piso del palacio apostólico, y bajo imponentes medidas de seguridad.
El presidente estadounidense recorrió, con su esposa Melania –que se hizo presente vestida rigurosamente de negro y con mantilla- primero las suntuosas salas del Vaticano seguidos por los representantes de las familias nobles italianas, como es tradición para las visitas de jefes de Estado.
El papa recibió con un apretón de manos y una sonrisa a Trump en la puerta de la biblioteca, tras lo cual lo invitó a entrar al recinto para sentarse frente al escritorio papal, en presencia del traductor.
Francisco recibió al mandatario con un “welcome” (bienvenido), Trump respondió “es un honor”, y así comenzó una audiencia en la que ambos trataron temas como migración, cambio climático, venta de armas, pena de muerte e Islam, sobre los que mantiene posiciones muy diferentes.
Al término de la audiencia, que duró el tiempo promedio que el papa concede a los mandatarios, Trump presentó a la delegación que lo acompaña, entre ellos su hija Ivanka, que también fue vestida de negro pero sin mantilla.
La audiencia con el papa tuvo lugar particularmente temprano, debido a que Francisco debía presidir dos horas más tarde la tradicional audiencia general de los miércoles en la plaza de San Pedro ante miles de peregrinos de todo el mundo.
El encuentro fue fijado tras meses de especulaciones sobre la reticencia de Trump a reunirse con el pontífice durante su primera gira exterior de nueve días.
Durante su breve visita al Vaticano, el presidente estadounidense debía reunirse también con el número dos de la Santa Sede, el cardenal Pietro Parolin y con el secretario para las Relaciones con los Estados, una suerte de ministro de Relaciones Exteriores, monseñor Paul Gallagher.
Al término de los encuentros, el presidente estadounidense, un protestante presbiterano, y su tercera esposa, católica, visitarán la Capilla Sixtina y la basílica de San Pedro.
Francisco entregó como regalo a Trump un medallón con una rama de olivo. “Esto se lo regalo para que usted sea instrumento de paz”, le dijo el papa.
“Necesitamos paz”, respondió el mandatario estadounidense, quien recibió por otra parte también otros regalos de Jorge Bergoglio, entre ellos tres libros sobre la familia, el júbilo del Evangelio y “la atención de nuestra casa común, el medio ambiente”.
Por su parte, Trump obsequió al Pontífice un cofre con libros de Martin Luther King. “Este es un regalo para Usted, le expresó, presentándole el paquete cerrado. Son libros de Martin Luther King. Pienso que le agradarán. Espero que así sea”. El cofre con los libros contienen también un pedazo de granito, mármol proveniente del Martin Luther King Memorial de Washington.