El presidente de Kazajistán, Kasim-Yomart Tokáyev, aceptó la renuncia del Gobierno tras las intensas protestas desatadas por la subida de los precios del gas licuado de petróleo en la ex república soviética.
Tokáyev designó al vice primer ministro, Aliján Smailov, en las funciones de primer ministro del país, aceptando así la renuncia de Askar Mamin, si bien el resto del Gabinete seguirá ejerciendo sus funciones hasta la formación de un nuevo equipo de Gobierno.
El presidente kazajo también destituyó al jefe del Comité de Seguridad Nacional, Karim Masimov, en medio de las violentas protestas que asolan al país asiático por el aumento del gas licuado que, desde el 1 de enero ha pasado de estar sujeto a la oferta y la demanda.
Hasta el momento, fallecieron 10 integrantes de las fuerzas de seguridad en medio de las protestas masivas.
Una suba en la tarifa del gas derivó en apenas unos días en una de las mayores crisis políticas en Kazajistán, con multitudinarias protestas, ocho policías y militares muertos, incendios a edificios públicos, la renuncia en pleno del Gobierno y un pedido a Rusia para que ayude a controlar la situación, todas escenas inusuales en esta ex república soviética de unos 19 millones de habitantes.
Después de declarar este martes el estado de emergencia y cesar hoy a su Gobierno, el presidente Kassym Jomart Tokayev pidió la asistencia de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), una alianza hegemonizada por Moscú, para frenar lo que llamó "una amenaza terrorista".
La decisión fue adoptada después de que manifestantes irrumpieran en la sede comunal de Almaty, la capital económica y ciudad más grande del país, en medio de unas protestas sin precedentes tras el aumento de los precios del gas, manifestaciones que desatendieron la imposición del toque de queda de 23 a 7.
La residencia presidencial de Almaty, al igual que el edificio del Gobierno local, estaba prendida fuego tras la irrupción de los manifestantes.
Esta crisis es la mayor amenaza hasta la fecha para el régimen establecido por el ex presidente Nursultan Nazarbayev, que dirigió esta antigua república soviética hasta 2019, pero que mantiene una gran influencia, al punto que la capital del país, Astaná, cambió su nombre ese año en su homenaje y ahora se denomina Nur-Sultan.