El Papa expresó su profunda preocupación por la situación humanitaria en la Franja y reclamó el respeto al derecho internacional. También hizo referencia a otros conflictos en Asia y Medio Oriente.
El papa León XIV volvió a alzar su voz contra la violencia y la catástrofe humanitaria que afecta a diversas regiones del mundo, y especialmente a la Franja de Gaza. Durante su mensaje dominical tras el rezo del ángelus, frente a miles de fieles en la plaza de San Pedro, el pontífice denunció la dramática situación que atraviesa la población civil palestina, “aplastada por el hambre y expuesta a la violencia y la muerte”.
En un enérgico llamamiento, el líder de la Iglesia Católica reclamó un “inmediato alto el fuego”, la liberación de los rehenes capturados por el grupo islamista Hamas, y exigió que “se respete en pleno el derecho humanitario”. Sus palabras se dieron en un contexto de creciente preocupación global por el deterioro de las condiciones de vida en Gaza, tras meses de enfrentamientos armados, bloqueos y escasez extrema.
“Mi corazón está con todos los que sufren los conflictos y la violencia en todo el mundo”, expresó León XIV desde el Vaticano. Además de su mensaje sobre Gaza, el papa también se refirió a otros focos de tensión internacional. Mencionó los recientes enfrentamientos en la frontera entre Tailandia y Camboya, con especial énfasis en la situación de “los niños y las familias desplazadas”, así como las “víctimas de la violencia en el sur de Siria”.
Durante su discurso, el pontífice hizo una defensa explícita de la dignidad humana. “Todo ser humano tiene una dignidad intrínseca que le ha sido conferida por Dios mismo”, afirmó. Y llamó a los actores de los distintos conflictos a “reconocer esa dignidad” y a “poner fin a toda acción contraria a ella”.
En su mensaje final, León XIV exhortó a los líderes mundiales a “negociar un futuro de paz para todos los pueblos y rechazar todo lo que pueda perjudicarlo”. Y concluyó: “Encomiendo a María, Reina de la Paz, a las víctimas inocentes de los conflictos y a los gobernantes que tienen el poder de ponerles fin”.
Las palabras del papa estadounidense, electo como sucesor de Francisco en un contexto de creciente inestabilidad internacional, refuerzan la posición del Vaticano como actor moral global y reiteran su histórica defensa de la paz, el diálogo y los derechos humanos.