El domingo Venezuela se dividió en dos partes casi idénticas. Por un lado, el oficialismo realizó el habitual ensayo electoral, al que Nicolás Maduro, presidente de la Nación, calificó como "el más grande e impactante de los últimos 18 años". La oposición, en cambio, hizo una consulta constituyente en la que más de 7 millones de venezolanos le dijeron que no a la propuesta de Gobierno.
Maduro, a pesar del enorme volumen de gente que se movió para expresar el rechazo a su gestión, rescató "la alegría de los venezolanos que salieron hoy al ensayo electoral". En un mensaje difundido por Venezolana de Televisión utilizó dialéctica al mejor estilo de Hugo Chávez, su antecesor: "El pueblo hoy salió como un mar gigantesco, como un río crecido de pasión y amor. Quien tenga ojos, que vea bien; quien tenga odios, que escuche el rumor y el grito del pueblo que quiere paz".
El mandatario, a su vez, remarcó que "siempre hubo simulacros para el ensayo, para afinar la maquinaria, para que la gente aprenda a votar. Este fue el ensayo electoral más grande", con la intención de despegar a su ensayo como una forma de medir fuerzas con la oposición.
"Vamos a darle una oportunidad a la paz, a la constituyente, al único camino que tenemos para consolidar la paz, recuperar la economía. Yo le pido una oportunidad, Venezuela, para recuperarla en lo económico con un sistema socialista, verdaderamente humanista", agregó.
El 30 de julio Venezuela votará para componer una Asamblea Nacional Constituyente, con el objetivo de reformar la Constitución. Esto podría generarle problemas a Nicolás Maduro, debido a que una derrota lo dejaría debilitado en el final de su mandato.
"Vamos a demostrarle al mundo entero que en Venezuela mandan los venezolanos. Un lindo amanecer se acerca: 30 de julio, hasta la victoria, siempre", cerró.