El pasado 22 de febrero Zelenski, lucía afeitado y de traje. Ese día hablaba por televisión después de que Vladímir Putin reconociera la independencia de las dos regiones separatistas del Donbás. En aquel entonces, la guerra era sólo una posibilidad.
Sin embargo, cuando visitó Bucha, escenario de una feroz masacre, se vio una imagen muy distinta del presidente ucraniano: vestido de militar, con barba, con ojeras y con una mirada de horror.
Volodímir Zelenski vive en continuo movimiento desde que comenzó la invasión. Su familia, desde entonces, se encuentra en alguna zona del mundo escondidos para evitar que sean asesinados. El presidente ucraniano ha indicado que su familia es el "segundo objetivo de la guerra".
Sin embargo, unas semanas después lanzó un mensaje para decir "no tengo miedo". "Me quedo aquí en Kiev, en la calle Vankova. No tengo miedo y no me escondo de nadie. Me quedaré en Ucrania mientras sea necesario para ganar esta guerra", afirmó.
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