Este vecino de Isidro Casanova tomó contacto con la actividad hace tres décadas a través de sus hijas y luego se entusiasmó, hizo un curso de juez para conocer bien los detalles y en la actualidad es el delegado.
Carlos Alberto Bañuls, Club Portugués, patín artístico. Todos sinónimos. Se trata de un trabajador silencioso, un fanático, un hombre enamorado de lo que hace, casi un autodidacta. Más o menos así se podría definir a Beto Bañuls, quien desde hace 30 años está ligado al patín artístico y siempre bajo el techo de la entidad lusa de Isidro Casanova.

Un día, sus pequeñas hijas, Silvina y Mariela decidieron subirse a los patines y esto significó una bisagra de vida para la Beto Bañuls, que hoy, a los 67 años de edad, continúa el camino que inició tres décadas atrás para acompañar a Silvina (arrancó a los 9 años) y Mariela (comenzó a los 4). "El patín me atrapó a partir de mis hijas, ya que cuando ellas empezaron la actividad, todo el grupo familiar se prendió en ese mundo", revela entusiasmado Beto Bañuls y agrega: "Para mí, el patín es una mezcla de arte y deporte, aunque más arte que deporte".

Se transformó en un fanático, tanto que "hice un curso de juez, pero no pensando en ejercer, sino para tener mayores conocimientos", revela y cuenta cómo siente la actividad: "Me llega al ver una buena patinadora, me corre frío por el cuerpo. Me emociona. Seguramente porque soy un fanático".

Durante 30 años caminó de la mano de sus hijas primero y luego con el patín del Club Portugués. "Siempre fueron nueve horas semanales y una competencia por fin de semana. Pero, para mí no es ningún sacrificio, es todo lo contrario. Lo hago con gusto, ya que dicen que sarna con gusto no pica", manifiesta.

Hoy, Beto Bañuls, ex trabajador de la Ideal de San Justo y actualmente jubilado, es el delegado del patín artístico del Club Portugués, junto a su señora Elsa Martin. "Me dedico a atender a la gente que viene a informarse de la especialidad, concurro a las reuniones de la liga (Apluba -Asociación Patinadores Libres Unidos de Buenos Aires) y soy el nexo con la comisión directiva del club", cuenta metido en la especialidad, que en el Portugués tiene espacio los martes y jueves, de 18 a 21, y los sábados, de 9 a 12.30.

Bañuls recuerda cómo arrancó toda su vida cerca del patín artístico. "Vimos un desfile en la Sociedad de Fomento de Casanova y Silvina, mi hija mayor, se entusiasmó y a partir de ahí me fui metiendo en el mundo del patín. Luego se prendió Mariela, la menor, que era mascota de la SF Isidro Casanova. Ahí estuvimos tres años y medio, luego pasamos al Club Casanova y de allí, tras cuatro años llegamos al Portugués, en donde llevamos 23 años de trabajo. Así me hice fanático del patín artístico", rememora y añade: "Luego la más grande dejó de competir, se casó, fue mamá y dejó, pero Mariela ahora está a cargo del equipo de competencia y principiantes del Club Portugués".