Le correspondió a la primera mujer argentina elegida presidenta a través de los votos decidir la impresión de billetes en nuestro país con una imagen femenina. Todo un símbolo para quien sabe que la historia ya le tiene reservado el mérito de haberse convertido en la mujer más importante en el peronismo, después de Eva.
Desde que su esposo llegó a la primera magistratura, Cristina Fernández de Kirchner sabe que ha merecido comparaciones con Eva Duarte, sobre todo en el exterior. En vísperas de la asunción de Néstor Kirchner en la Argentina,
la publicación norteamericana Knight Ridder hacía este comentario para presentar a CFK: “¿Qué se obtiene de juntar a Hillary Rodham Clinton con Evita Perón? En Argentina la respuesta parece ser Cristina Kirchner, la próxima primera dama”.
“Ella tiene mejor dicción, es más atractiva, tiene mejor presencia. Mucha gente dice que votaría por ella antes que por él (...) Literalmente se considera que Cristina Kirchner es Hillary Clinton a la inversa: ‘Primero fue senadora y después primera dama’”, señalaba esa revista. Todo un elogio para Cristina, que por formación política se sentía más identificada con la esposa de Bill Clinton que por la del General Perón.
Las referencias a Evita han sido y serán inevitables para la hoy Presidenta. ¿Qué es lo que Cristina piensa de Eva Duarte? Siempre la ha citado con afecto y respeto. De su infancia, el primer recuerdo que rescata es el de su abuelo, viudo, que vivió con su familia y con el que siempre tuvo una relación muy especial. Solía evocar Cristina que él fue el primero que le habló de Perón.
“Tenía el libro ‘La razón de mi vida’, de Evita, con tapas duras, coloradas, hojas brillantes y fotos preciosas de Evita con sus galas del Colón, sus trajes sastre’”, ha citado Cristina, que recuerda también “otro libro grande, del Plan Quinquenal, y todo estaba escondido, clandestino”.
“El siempre decía que Perón iba a volver, así lo esperaba, pero se murió un año antes del regreso”, recuerda Cristina Fernández, quien sí fue a Ezeiza cuando ese regreso se produjo. Pero esa es otra historia.
La hija de ese abuelo, su madre, Ofelia Wilhelm, militó en el peronismo a partir de 1946. Admiraba a Evita muy profundamente, pero tal vez de un modo distinto al de Cristina, quien durante su militancia setentista le encontró otro significado a la Evita que conoció en su casa, el cual compartió con toda su generación. “Mi Eva es crispada, combativa, sin concesiones”, diría alguna vez a la hora de buscar los puntos de contacto con su accionar político, aunque siempre se empecinara en evitar parangones.
Esa diferenciación entre la Eva “glamorosa” y la Evita “crispada”, están referenciadas en el edificio ministerial de Belgrano y 9 de Julio, donde imágenes distintas miran hacia el Norte y el Sur. La Presidenta fue quien, según ella misma contó, tuvo la idea de que fueran esas dos las caras que evocaran a la Eva que ahora también podrá encontrarse en los billetes de 100 pesos.