Los naipes tienen un origen milenario y se cree que llegaron a Europa entre los siglos XII y XIV, empleados al principio como entretenimiento infantil. Se trataba de cartas pintadas a mano, por lo que su precio era muy elevado y estaban solamente al alcance de las clases más pudientes y aristocráticas. Los primeros naipes tenían diferentes palos de los que se usan actualmente, aunque siempre existieron dos versiones: la española y la francesa. El primer juego de cartas similar a los que están en boga en nuestro tiempo, tuvo su origen en Francia y estaba dividido en cinco palos: corazones, espadas, diamantes, bastos y tréboles.
A fines de 1600 se imprimieron en Inglaterra naipes que recordaban etapas de la historia, con dibujos que representaban diferentes momentos de la misma. También el mismo fin tuvieron en Francia, especialmente en el siglo XIX, cuando los revolucionarios diagramaron un grupo de cartas que reemplazaban a los reyes y las reinas por ciudadanos comunes.