El pasado 5 de febrero, Diego Loscalzo cometió una masacre en Hurlingham, asesinando a su pareja y otros cinco familiares, incluido un bebé que murió de un tiro en el vientre de su madre. El hecho, uno de los más espeluznantes de los últimos tiempos, sumó el dato ahora de que el sujeto fue alojado en una cárcel de máxima seguridad tras ser considerado imputable, al tiempo que no siente culpa y tampoco remordimiento. Loscalzo, de 35 años, mató en primer lugar a su pareja, la policía Romina Maguna, y luego continuó con la matanza.
A menos de un mes, desde la justicia se indicó que el asesino tiene claro que su destino probablemente se cruce con una cadena a reclusión perpetua, y en sus contactos con profesionales no presentó remordimientos ni culpa, como así tampoco se arrepiente de lo que hizo. “Está preocupado por no perder su casa y pregunta dónde está su moto, la que usó para escapar”, dijo una fuente del caso.
En ese sentido, los peritos psiquiátricos del Servicio Penitenciario Bonaerense confirmaron en un nuevo informe lo que ya otros exámenes habían determinado, revelando que Loscalzo no tiene ningún tipo de problemática de salud mental.
De este modo, quedó establecido que puede ser imputado y condenado, y también que dejó de ser necesario que esté detenido en el penal psiquiátrico de Melchor Romero, razón por la cual, con la orden del juez Alfredo Meade, fue trasladado a la unidad penal 28 de Magdalena, una cárcel común de máxima seguridad, donde se supone que permanecerá al menos hasta llegar al juicio.
Meade tomó la decisión de activar el traslado después de leer los informes que recibió de parte de la dirección del penal de Melchor Romero, basados en exámenes médicos, psicológicos y psiquiátricos. En ese documento se explica que Loscalzo no sufre un cuadro de demencia, como tampoco algún trastorno de salud mental, y se informa que sólo estuvo medicado el jueves 9 de febrero, cuando llegó al penal.
“No está deprimido, no muestra arrepentimiento por lo que pasó y manifestó preocupación por una casa que tiene y por su moto”, contó una fuente judicial respecto del contenido del informe y agregó: “De hecho, es como si no cayera en la cuenta de los años que le esperan encerrado”.
Loscalzo no había presentado signos de angustia durante su relato de lo sucedido. Aunque dijo no recordar qué pasó la noche del domingo 5 de febrero cuando agarró el arma de su mujer Romina Maguna y empezó a disparar contra todos los que tenía enfrente (menos Uriel, el hijo de 11 años de su novia); sí admitió que sabe qué pasó antes y después de la masacre.
Para los profesionales que lo evaluaron, el asesino “se encuentra vigilado, orientado globalmente y no presenta alteraciones en la senso percepción ni en la memoria”, conserva su capacidad de pensar y no está “delirante”.