El sueño dorado de Alejandra “La Locomotora” Oliveras de irse del país a ganar millones afuera, duró menos de 1 año. Hoy está de vuelta, peleando a 6 rounds fuera de título, tal vez por migajas -comparándolo con sus pretensiones- y se suma a sus colegas varones que emigran con el mismo objetivo, en un negocio filipino que parece salido del reino del revés.

Habría que preguntarle ahora a "La Locomotora" Oliveras qué piensa.

Qué piensa después de aquella vez, cuando hace exactamente dos años, rechazó una oferta de 10.000 U$ para pelear  contra la puertorriqueña Melissa Hernández, por la que le contraofertó a su mánager de entonces, Osvaldo Rivero, una bolsa no menor a 50.000 verdes.

Ante la negativa, no sólo rechazó oferta y pelea, sino que se fue con otro manejador (Mario Arano) y dejó vacante el título mundial pluma OMB que ostentaba, para ir por el superligero CMB, que ganó meses después frente  a la colombiana Lely Luz Florez.

Ni a palos cobró 10 lucas verdes, siquiera. Y lejísimos estuvo de las 50 que le pedía a Rivero.

Por eso también le duró poco a Arano.

Hizo un intento fallido queriéndose ir con Nacho Beristain a México, y de ahí saltar a Alemania, para pelear por una bolsa cercana a los 200.000 U$, pero la sacaron carpiendo.

Volvió al país y luego, tras firmar –o amagar firmar- a mediados del año pasado una revancha frente a la Tigresa Acuña, dejó a todos plantados y a los pocos días se fue nuevamente a México, esta vez para unirse al equipo del "Canelo" Álvarez, a seguir su carrera allí, definitivamente.

Pensaba -como muchos- que le abrirían las puertas de par en par, le pagarían como la gente, y le ofrecerían todas las condiciones que acá no le daban.

Pero en toda su estadía en tierra azteca -que no alcanzó a durar 1 año-, hizo apenas una sola pelea, y perdió por puntos contra La Pantera Farías, ante quien también resignó la corona superligero del CMB.

Vaya uno a saber cuánto le pagaron, pero cuesta pensar que haya sido mucho más de 10.000 U$. Tal vez 12, pero de ahí difícilmente haya pasado. 50.000 ni en sueños. 

La cuestión es que desde aquel entonces -en que rehusó la pelea ante la boricua- hasta hoy, pasaron dos años y apenas hizo esas dos peleas. ¿Cuánto más que lo que rechazó pudo haber embolsado, juntando ambas?

La primera incógnita es saber de qué vivió todo ese tiempo, máxime estando afuera. Porque da la sensación de que los gastos fueron más que las ganancias, sólo con sobrevivir.

La segunda es si no está arrepentida de la decisión tomada.

Y la tercera, es difícil de explicar, pero ¿cuál es negocio de pelear por menos plata, con más riesgos, fuera del país, e incluso más espaciadamente?

Un viejo adagio del boxeo reza que en general es preferible hacer 5 peleas chicas, sin riesgo, que una sola grande y riesgosa. Claro, esto desde el punto de vista económico.

Pero ella no sólo hizo un mal negocio empresarial, sino deportivo, porque hoy en día tampoco es campeona mundial, y perdió su pelea importante frente a la Farías, aunque chapee con que es reina de cuatro títulos mundiales en diferentes categorías, logro estadístico, que alimenta su ego pero no su estómago ni su prestigio.

El record Guinness no le otorga ninguna renta mensual, ni tampoco jerarquía boxística.

Oliveras ya regresó de México, donde pensaba terminar su carrera. Donde pensaba saltar al estrellato y ganar como Floyd Mayweather, o Mike Tyson. Y volvió con Arano, del que tantas veces se fue, siempre por la misma razón: las bajas bolsas.

Este viernes volverá a pelear en su país, del que huyó despavorida entre maldiciones. Y lo hará a 6 vueltas, como una más, sin títulos en juego –obvio- frente a la cordobesa Natalia "La Cobrita" Aguirre, en moneda argentina que representará la décima parte de lo que antes rechazó, aunque con la seductora promesa de que, de ganar, iría por la 5ª corona mundial en diferentes divisiones, la superpluma que le falta.

Pero siempre en el país, y por una bolsa similar. ¿Bajo qué entidad? ¿Cuál la aceptará?

En estos dos años pudo haber efectuado 8 combates por U$ 10.000 cada uno, a razón de 4 por año. Los cambió por dos peleas de menos plata. Digamos que no está como para ir a negociar con los fondos buitres.

Más allá de ello, para quienes creen que afuera está la papa, la plata grande, las posibilidades boxísticas y técnicas, o la "salvación divina", que se sepa que Oliveras es un caso más de aquellos que van encantados siguiendo sueños de oro, y se agrega a la larga lista de los que fracasan, ahora en versión femenina.


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