Durante la homilía en la Iglesia de la Natividad del Señor, Ignacio también hizo referencia a que le gustaba “el clásico” y le deseó suerte a los canallas para “tener nuevamente el clásico en primera”.
“Me encanta el deporte en esta ciudad, me gusta el clásico, que los deportes se realicen con paz, con amor, en convivencia hermosa de la ciudad”, dijo el padre Ignacio, ante la mirada incrédula de los concurrentes a la misa dominical.
Y enseguida lamentó el hecho de que esté jugando en el ascenso del fútbol argentino: “Lástima que en los últimos años estuvo perdido un poquito. Por eso, les deseamos a los canallas que vuelvan a la primera división lo más pronto posible”.
Y lo completó con un “que tengan suerte para tener nuevamente el clásico. Está bastante complicado, pero le deseamos lo mejor. Que todos los centralistas tengan la alegría de festejar jugando los domingos y no los sábados como lo están haciendo ahora”.
En tanto,
una leyenda urbana habla de un pronóstico un tanto agorero para los canallas de parte del cura oriundo de Sri Lanka, aunque eso nunca se pudo comprobar ni tampoco el padre lo asintió. Lo concreto, más allá del recuerdo, es que el cura quiere que Rosario vuelva a recuperar los clásicos y para eso que Central esté en primera.
El ruego de los tatenguesPor su parte, los hinchas de Unión que tampoco la están pasando bien en la Primera A y peligra su permanencia en la divisional mayor del fútbol nacional, también le pidieron ayuda al padre Ignacio. El sacerdote fue visitó la ciudad de Santa Fe y fue declarado huésped de honor. Durante su estadía le entregaron una camiseta de Unión.
El tatengue todavía no pudo ganar en lo que va del campeonato y ahora le ruega al sacerdote que lo incluya en sus oraciones. Después que el padre Ignacio bendijo a Central para que ascienda, el Canalla comenzó a ganar.
¿Habrá llegado la hora también para que las bendiciones del cura comiencen a ayudar a Unión?
“Es algo extraordinario, cuando lo mirás te da gracia”, dijo María Susana, una vecina santafesina sobre el padre Ignacio Peries, un cura de origen ceilandés que reside en la Argentina desde hace 34 años y vive en Rosario.
Por su parte, María Daniela, una trabajadora municipal, agregó: “Tengo unas ganas inexplicables de verlo”, dijo la mujer aferrada a una cadenita que colgaba de su cuello. Conocido es que muchos fieles visitan al padre Ignacio diario en Rosario para pedirle que los ayude con su dones.