Estamos en el año 2016 y todavía la gente sigue tirando papeles en la calle. ¿Es que no nos damos cuenta de algo tan básico? Es esa falta de conciencia la que daña el medio ambiente, además de afectar otras cosas más tangibles en la vida cotidiana. A saber: la acumulación de basura puede tapar las bocas de tormenta, lo que luego provoca inundaciones; también afecta la salud, ya sea por los olores tóxicos que emana o por la aparición de distintas plagas; por último, estropea la belleza de la ciudad. Por todas estas cosas, a los que estén leyendo les pido que, si todavía no tienen ese hábito, lo incorporen. Si tienen que tirar un papel, un cigarrillo ya usado, una botella o cualquier otra cosa, háganlo en un tacho de basura. Si no hay uno cerca, ténganlo en la mano, en el bolsillo, en la mochila o en la cartera, hasta toparse con uno o llegar a sus casas. Es algo importante que tenemos que lograr entre todos. Acostumbrarnos a no acumular basura, por más que estemos en nuestra ciudad, en otra provincia o en la Antártida. Está en juego el lugar donde vivimos. Y todavía más importante: el lugar en el que van a vivir nuestros hijos, sobrinos y nietos. Busquemos dejarlo mejor de lo que lo encontramos.
Antonio Daniele