Decir Alberto Rendo es decir Pompeya, Patricios, Huracán. Toscano nació en Pompeya y debutó en Huracán con apenas 19 años cumpliendo el sueño del hincha. Tiene jugados 111 partidos y convirtió 12 goles pero además logró una identificación muy fuerte con el club que lo vio nacer y del que se confesó siempre hincha.
Caminar por las calles de Pompeya es tener la chance de encontrarse con el ex jugador que conservó su habilidad siempre, más allá de haber llegado al fútbol grande, esa misma habilidad que aprendió en los potreros de Pompeya.
El Toscano es un símbolo del barrio y en la esquina se Sáenz y Lynch, la esquina del encuentro, tiene su merecido homenaje en una obra de los artistas Omar Martino y Guillermo Palazón.
La misma tiene una base de granito Argentino y fue realizado a través de la técnica de grabado en piedra, donde se destaca la brillante carrera futbolística del Toscano. Claro que para llegar a este presente, tuvo que pasar por distintas situaciones y sin dudas que la más complicada fue cuando le tocó ir a jugar a San Lorenzo.
Eran otros tiempos, sin embargo la violencia también se hizo presente. “A pesar de que muchos creen que rendí más en San Lorenzo, en Huracán también tuve un gran desempeño. Jugando para el Globo llegué a la Selección Juvenil, e integré la Selección que ganó la Copa de las Naciones en Brasil.
Cuando se hizo el pase a San Lorenzo, los hinchas vinieron con dos camiones a mi casa a preguntarme qué pasaba, por qué me iba. Les dije que no sabía nada del pase, así que se fueron al negocio del presidente Marotta, una casa fúnebre, y se la rompieron toda”, contó.
Pero la anécdota más importante de su carrera tiene que ver con lo que pasó el 31 de agosto de 1969 cuando Argentina se jugó la chance de viajar al Mundial de México 1970 pero Perú se vistió de verdugo y lo dejó sin nada.
De este encuentro dan vuelta fantasmas para el próximo jueves 5 de octubre cuando en la Bombonera, la misma cancha de aquella noche, la selección se juegue una chance grande de ir al Mundial de Rusia. Argentina no pudo controlar al peruano ‘Cachito’ Ramírez quien en dos oportunidades puso en ventaja a la selección de Perú.
La primera igualdad la consiguió el tucumano José Rafael Albrecht de tiro penal y después, cuando el partido se moría, Alberto Rendo, puso el empate que lamentablemente favorecía a los peruanos y sorpresivamente terminaron siendo ellos los dueños del boleto que los llevó a México el año siguiente.
‘De aquel partido recuerdo la corrida que hice desde la mitad de cancha hasta dentro del arco para empatar 2 a 2 y el regreso a la misma velocidad para sacar rápido del medio porque casi no había tiempo de nada. Fue una pena que nos quedáramos afuera, pero a mí eso no me afectó para el futuro, porque siempre quería ganar y no me bajoneaba nunca’, contó Rendo.