El futbolista explicó en primera persona aquellos años dorados en la institución de Pompeya. Sus comienzos, sueños y mejores anécdotas son recordados junto a Porteño del Sur.

Leandro “Pipi” Romagnoli recordó sus comienzos en Franja de Oro de Pompeya, en donde jugó comenzaron sus sueños de futbolista. En una conferencia brindada a jovencitos que practican baby fútbol y futsal, también se refirió sobre cómo fueron sus primeros pasos en San Lorenzo hasta llegar a la primera división. Y criticó el trato de los padres a los chicos. Además, el ídolo del Ciclón dejó en claro que es importante que el chico se divierta y tenga amigos, que tenga una familia compresiva y destacó que lo primordial es estudiar.

Romagnoli nació en Soldati, el 17 de marzo de 1981 en una familia futbolera. Su padre, Atilio, tuvo un paso por el fútbol profesional en Huracán, cuadro del cual es hincha, y por algunos equipos del ascenso. Su madre, Rita, tiene sangre azulgrana y le hacía difícil la elección de cuadro. Pipi deslumbró en Franja de Oro desde sus inicios, cuando mostraba aptitudes diferentes, una habilidad natural que lo perfilaba como un distinto.

“Los comienzos que tuve son muy parecidos al de todos los chicos”, comenzó diciendo el famoso futbolista. “Arranqué jugando en Franja de Oro de acá de Pompeya. Siempre tuve el sueño de jugar en Primera y por suerte después lo pude conseguir. Pero obviamente cuando era chico lo que pensaba era divertirme y jugar al fútbol, que era lo que realmente quería, tener amigos y estar sin ninguna presión”, relató el jugador.

El Pipi además comentó que los padres estuvieron siempre con él. “Mis viejos me acompañaron en todo momento. En la semana, a los entrenamientos me llevaba mi mamá porque mi papá tenía dos trabajos y a veces no me podía llevar, pero en los fines de semana mi viejo siempre me acompañaba”, recordó, y destacó que sus padres siempre estuvieron y que nunca lo obligaron a nada. Lo dejaron divertirse, algo que el crack siente que hoy ya no pasa.

“Tengo amigos que tienen hijos y a veces los voy a ver jugar al baby. Veo que los padres se ponen nerviosos, les gritan a los chicos. Mismo al entrenador y eso es algo que uno no quiere que pase”, explicó Romagnoli, quien cree que eso sucede porque necesitan que el hijo llegue a Primera.

“Se le exige mucho al chico con eso de que tiene que llegar a primera y creo que no le hacen un bien. Al contrario. Hay que entender que lo principal es estar bien con la familia y que la familia entienda que hay que ir paso a paso y que cuando se tiene 5, 6, 7 u 8 años lo más importante es divertirse”, aclaró Leandro Romagnoli.

“No se pueden dejar los estudios”

Con sensatez, el futbolista afirmó que “no se pueden dejar los estudios. Es primordial. Jugar al fútbol y estudiar son dos cosas que se pueden hacer. Yo iba a la escuela a la mañana y entrenaba a la tarde. Obviamente, cuando vas creciendo y cuando empezás a jugar en sexta, quinta o alternando reserva, los entrenamientos son de mañana y el tema del colegio se complica, pero se pueden hacer las dos cosas. Te cambias de turno o podes ir a estudiar a otro lado. Así que ni hay que pensar en dejar y siempre hay que seguir”.

El amor entre el Ciclón y el Pipi se originó gracias a Clemente Bergh, entrenador de las juveniles de San Lorenzo, que lo vio en un partido y le ofreció jugar allí. “El se encargaba de ir a mirar partidos barriales, fue a ver a Franja de Oro y se llevó a tres o cuatro jugadores de esa división, la 81. En ese momento fuimos a probarnos a San Lorenzo y quedamos. Y de ahí en más empecé a hacer todo lo que sería escuelita e inferiores hasta llegar a primera”.

Sobre los primeros sacrificios que tuvo que hacer, el ídolo recalcó: “Cuando ya tenía 15 o 16 años, entrenaba en tercera y alternaba en primera veía a mis amigos del barrio o del colegio que tenían algún tipo de fiesta y yo no podía ir porque el otro día entrenaba temprano o tenía partido. Las fiestas con amigos son algo que el fútbol te quita, pero te da muchas alegrías y si me preguntan si haría lo mismo, diría que sí porque realmente siempre fue lo que disfrute hacer”.

El 10 de San Lorenzo, quien está en el epílogo de su carrera, con nostalgia recordó: “A mí me compraban botines que no los conocían nadie y hoy los chicos están con lo último de moda. Ahora los chicos quieren usar todas las camisetas apretadas. A veces me pongo a mirar videos de mis primeros partidos en la primera de San Lorenzo o fotos de cuando jugaba en Franja de Oro y la camiseta que usaba era talle L y pantalón XXL. Esas cosas van cambiando y es normal que eso suceda”.

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