El primer caso ocurrió el 27 de agosto cuando Matías Ezequiel Cejas apareció ahorcado en su celda. El joven había sido trasladado desde la Unidad 7 de Resistencia, Chaco, tras haber sido torturado por agentes penitenciarios.
Según informó el sitio Fiscales.gob.ar, el fiscal federal de Lomas de Zamora, Adrián García Lois, investiga la posibilidad de que haya habido abandono de persona, ya que el Servicio Penitenciario Federal "no habría adoptado las medidas necesarias ante la grave depresión que padecía el recluso que quería estar detenido junto a su hermano y había obtenido autorización judicial para ello".
Un juez de Ejecución había ordenado que trasladaran a ambos a la Unidad Psiquiátrica 20, situada también en Ezeiza, pero el Servicio Penitenciario Federal contestó -a través de sus médicos- que no había "criterio de internación" y no acató la orden.
El otro caso ocurrió la semana pasada, tal como lo informó la agencia de noticias Rodolfo Walsh. Se trata de Mariano Ortiz, de 24 años, apareció ahorcado en su celda.
Autoridades del Complejo Penitenciario de Ezeiza le dijeron a su madre haberlo encontrado ahorcado en la celda 38, Módulo 4, a las 0:30 horas del viernes 13. Pero ella expresó a esa agencia que: "es mentira, mi hijo no se suicidó, lo mataron ellos, los penitenciarios. Él había declarado ante el Comité contra la Tortura sobre otro preso que mataron hace dos semanas". Silvia se refería, justamente a Cejas
"¿Todos se ahorcan? ¿Cómo puede ser esto? En la morgue judicial le prohibieron a mi marido que revise el cuerpo. Estamos destrozados: nuestros hijos asesinados y ellos nunca pagan por nada? Mario tenía mujer y una hijita de 4 años, ¿por qué me lo mataron si en diciembre ya salía en libertad? ¿Por qué?", se interrogaba Silvia.
En tanto, un grupo de presos del Complejo I de Ezeiza inició ayer una huelga de hambre para manifestar su malestar con las dos muertes y con las situaciones de malos tratos -físicos y psicológicos- que aseguran que aumentaron desde el cambio de gestión. Los internos denuncian que desde que asumió Marambio, el personal del SPF les dice frases como "Acá se acabaron los Derechos Humanos" y amenazan con golpizas y apremios que, dicen los detenidos, en muchos casos se concretan.