Pedro Soria recuperó la libertad, junto a otro hombre, tras haber sido absuelto del asesinato del joven Darío Gramaglia, ocurrido en San Luis en el año 2004.
Pedro Alberto Soria pasó sus últimos cinco años en prisión, acusado de haber participado del asesinato de un kinesiólogo en la ciudad de San Luis, pese a los reclamos de su familia en torno a su inocencia. Tras varias postergaciones, irregularidades y pericias cuestionadas, acaba de finalizar el juicio en el que este hombre, de profesión mecánico, y otro que trabajaba como albañil, fueron sometidos y en cuyo veredicto resultaron absueltos por el principio de la duda. De esta manera, ambos recuperaron la libertad y el caso, que tuvo este segundo proceso, se cerró con dos condenados, entre ellos el considerado autor material del crimen del joven Darío Gramaglia.

Con 61 años y habiendo 'pagado por algo que no cometió', Soria volvió a pasar un fin de semana con su familia luego de mucho tiempo de 'padecer la injusticia' y con una rara sensación de no poder comprender 'todo por lo que tuve que pasar' celebrará las fiestas en compañía de los suyos, entre ellos su hijo Pablo, quien hizo del reclamo por su padre 'una bandera de lucha'.

El fallo de la Cámara del Crimen Nro. 1 de San Luis también exculpó del cargo de 'encubrimiento agravado de homicidio calificado' a Hugo Simón Sánchez. Gramaglia, de 29 años, cordobés y kinesiólogo, desapareció en forma misteriosa en septiembre de 2004 y luego su cuerpo sin vida fue hallado en las aguas del dique La Florida, en cercanías de la capital puntana.

La principal hipótesis apuntó a un asesinato por venganza, cometido por Alberto Figueroa, dueño de una pizzería, al descubrir una situación de infidelidad de su esposa con este joven. La mujer del sospechoso era titular de la Secretaría Electoral de la provincia (luego excarcelada) y fue enjuiciada, junto a su marido y un empleado del comercio, Daniel Martínez. Ambos hombres fueron condenados, ella absuelta por sus presuntos 'contactos con el poder'.

Casi al mismo tiempo, Pedro Soria, por el sólo hecho de ser mecánico y haber arreglado alguna vez el auto de Figueroa, fue apresado y le adjudicaron que se encontraran restos de su ADN en la cinta de embalar con la que ataron el cadáver de Darío Gramaglia a una viga para intentar hacerlo desaparecer en las profundidades del dique. 'A partir de allí empezamos un calvario para demostrar su inocencia. Nadie declaró en su contra y las pericias efectuadas daban positivas, cuando otros expertos lo descartaban. El tiempo fue pasando, con mi padre preso en forma injusta', señaló Pablo, hijo de 'un inocente y víctima de una causa armada', en diálogo con DIARIO POPULAR.

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