Dos hombres fueron hallados asesinados y calcinados dentro de un auto en la localidad bonaerense de Villa Caraza, tras lo cual el sospechoso del doble crimen se atrincheró más de cinco horas en una casa vecina, donde amenazó a una mujer y a su pequeña hija, y murió al tirotearse con policías que iban a detenerlo.
La principal hipótesis de la investigación apunta a que el doble homicida se vengó por una supuesta deuda que el padre de una de sus víctimas mantenía con él por hechos de ‘entraderas’ y secuestros extorsivos. Todo comenzó poco antes de las 23 del domingo, cuando un llamado al 911 alertó sobre un Chevrolet Corsa gris que se prendía fuego en las calles Chubut y Magallanes, de Villa Caraza.
Según las fuentes, los bomberos se trasladaron hasta el lugar y tras apagar el incendio hallaron los cuerpos calcinados de dos hombres identificados luego por la Policía como Teodoro Alexis Sebastián Cáceres (22) y Leandro Fabián Duarte (33), ambos domiciliados en la vecina localidad de Villa Fiorito, partido de Lomas de Zamora, y con antecedentes penales.
El Corsa incendiado, dominio OSD 874, pertenecía a Cáceres, quien, de acuerdo con los datos aportados por testigos, el domingo había sido visto con su primo Carlos Esteban González (30), un ex convicto con domicilio en la calle Pilar 262 de Villa Fiorito, a unas seis cuadras del lugar del hallazgo de los cadáveres. Las fuentes señalaron que Cáceres trabajaba como remisero en una agencia de la zona y que Duarte era un amigo suyo que iba de acompañante en el auto, y que por iniciativa del primero, éste le había pedido ayuda a su primo para darle un escarmiento a un hombre que había maltratado a su madre.
Sin embargo, las sospechas indican que los primos pertenecían a una banda que cometía ‘entraderas’ y secuestros y que el ex convicto se quería cobrar una deuda que mantenía con su tío -y padre de Cáceres-, actualmente preso.
En tanto, los testigos señalaron que en momentos en que el Corsa se prendía fuego, un hombre y una mujer descendieron del asiento trasero del auto y se fueron antes de la llegada de los bomberos y los policías. ‘Se determinó que ese hombre que iba en el asiento trasero (luego identificado como González) fue quien asesinó a los dos que iban adelante, que luego los roció con alcohol y los prendió fuego, tras lo cual huyó’, dijo a la prensa el Superintendente de la Zona Sur, comisario mayor Nicolás Ordaz.
El jefe policial explicó que el sospechoso también intentó quemar viva a su concubina, una joven de 24 años que estaba en pareja con él hacía ocho meses, pero que ésta se salvó porque logró bajarse del auto y sacarse la ropa mientras se le prendía fuego.
Esta mujer, que actuó amenazada por González, fue quien señaló a su concubino como el autor del doble crimen ante los investigadores que cerca de las 6.30 se dirigieron al domicilio del sospechoso. ‘La mujer nos trajo hasta la casa de la calle Pilar donde ella vivía con González, su hijo de cinco años y su madre.
Y ahí lo encontramos con sus facultades mentales alteradas. Por eso perimetramos el lugar a cien metros a la redonda y fue convocado personal idóneo para negociar’, aseguró Ordaz. Al verse rodeado por los policías, el sospechoso amenazó a la inquilina de la planta alta y a su hija de 6 años, pero, a partir de las primeras negociaciones de un experto del Grupo Halcón, esas dos víctimas fueron rescatadas ilesas.
Minutos después se ingresó a la vivienda con postas de goma. El sospechoso efectuó ocho tiros. Los policías realizaron cinco disparos con postas de plomo, una de las cuales impactó en la cabeza del sospechoso que murió.