“Parecen campos de concentración nazis”, afirmó la madre de un joven que resultó salvajemente torturado en las cárceles de Ezeiza y Marcos Paz. Los vejámenes fueron para “festejar” el Día del Penitenciario.
Lejos del ideal de espacios que fomenten la reinserción social, las cárceles son aún hoy, en pleno siglo XXI, un territorio difícil, violento y, en ocasiones, sádico. Así lo demuestran los hechos padecidos por B., un joven de 20 años que resultó salvajemente torturado en los establecimientos penitenciarios federales de Ezeiza y Marcos Paz. “Parecen campos de concentración nazi, que recuerdan la época de los militares”, dijo la madre del muchacho, en una gravísima denuncia que ya es investigada y derivó en un profundo debate acerca del tema. El joven recibió palazos en las plantas de sus pies (le fracturaron tres dedos), le apagaron cigarrillos en el cuerpo, lo quemaron con encendedores, le aplastaron un oído con borceguíes y hasta quisieron violarlo, entre otros tormentos. ¿El motivo? Sus agresores “festejaron” de esa manera el Día del Penitenciario. La denuncia fue presentada por la madre del joven, y difundida por el Centro de Estudios en Política Criminal y Derechos Humanos (CEPOC), en el marco de episodios que la víctima viene padeciendo desde su alojamiento en el penal de Ezeiza, pero que se agudizaron al resultar trasladado a la Unidad 24 de Marcos Paz. El episodio de mayor gravedad se concentró el pasado 16 de julio, cuando un grupo de oficiales festejó el Día del Penitenciario. “Comieron un asado y tomaron vino. Hubo una discusión y casi me devuelven a mi hijo en un cajón”, contó la madre denunciante. La denuncia se realizó ante la Asociación Civil de Familiares Detenidos en Cárceles Federales. “El día 17/10/2009 B., nacido el 15/07/1991 fue alojado en la unidad del servicio penitenciario de Ezeiza (se refiere al Complejo Penitenciario Federal I de Ezeiza). Siendo primario mi hijo comenzó un calvario infinito de golpizas, las cuales dejaron secuelas psicológicas, morales y físicas”, indicó la mujer, quien trató varias veces de alertar a los funcionarios judiciales, aunque sin respuesta. En este lugar, el joven fue golpeado en reiteradas ocasiones, al punto que en una “paliza” le reventaron el tímpano izquierdo. Pero la pesadilla recién comenzaba. “El 20 de Julio de 2010 fue trasladado junto con otros menores al anexo de la unidad 24 de jóvenes adultos modulo 5 pabellón 8 (Marcos Paz). En este establecimiento se aplican los mismos métodos de tortura que en Ezeiza, que están totalmente prohibidos. Todos los chicos del penal pasan por lo mismo. He visto en visita a chicos con muletas, en sillas de ruedas, ojos morados. Las madres quieren hacer las denuncias pero los chicos no quieren porque tienen miedo que les pase algo peor”, relató. El 15 de julio, los oficiales “festejaron” el Día del Penitenciario. “El jefe de visita M. junto con 6 penitenciarios más lo torturaron. Mi hijo fue la diversión, torturado desde las 18.30 hasta las 20.30. Se turnaban para darle palazos en la planta del pie, tal es así que le quebraron 3 dedos. Las piernas golpeadas (quedaron negras), y no conforme con esto apagaron cigarrillos en su cuerpo y lo quemaron con encendedores las plantas de los dos pies y el hombro, su oído izquierdo fue aplastado por los borceguíes de los penitenciarios, recibió trompadas en la cara, boca y ojos también patadas en la cabeza y para terminar el pañolero tuvo intención de violación”.
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