La justicia penal de La Plata condenó a prisión perpetua a cuatro policías por matar a golpes en un calabozo de la ciudad de Berisso a un hombre al que habían detenido de manera ilegal. Se trata del ex capitán Ricardo de La Canal, los tenientes Roberto Percuoco y Ernesto Conti y el oficial principal José Antonio Cáceres, quienes fueron condenados el martes por el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 1 de La Plata por el “homicidio agravado en abuso por sus funciones en el cargo”, que tuvo como víctima a Ariel Canizzo el 21 de octubre de 2011.
“Tanto sufrimiento durante estos años pero se hizo justicia. Ahora mi hijo va a poder descansar en paz”, expresó Mónica Yllescas, mamá de Ariel, tras escuchar el veredicto junto a Rosa Bru, madre del estudiante de periodismo Miguel Bru, torturado hasta morir por policías en 1993.
El 21 de octubre de 2011, Canizzo fue secuestrado de su casa por los cuatro efectivos, en un procedimiento irregular y sin mediar orden de captura, y sometido a una brutal golpiza, por la que murió horas después en la comisaría 4ta.
Según dio por acreditado el tribunal platense, Canizzo murió tras una feroz golpiza que le ocasionó una lesión en la parte inferior de la laringe por la cual sufrió varias horas una asfixia lenta que culminó como “síndrome asfíctico sub agudo”.
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En octubre de 2016, la causa llegó a juicio en el Juzgado Correccional 1 de La Plata por la simple imputación de apremios, pero ni los peritos de parte ni de los peritos oficiales pudieron desvincular los golpes que recibió Canizzo con la causa de muerte, por lo que se solicitó el cambio de carátula a “homicidio agravado”.
Ante esto la justicia correccional se declaró incompetente y tomó intervención el TOC 1, que finalmente condenó a prisión perpetua a los cuatro policías. “Todas las pruebas estaban en contra de ellos y sabía que se iba hacer justicia por mis hijos”, se conmovió hasta las lágrimas Yllescas, y luego agradeció a sus abogados y a la Asociación Miguel Bru porque “nunca me abandonaron, gracias también a los testigos que me apoyaron”.
El dictamen fue a puertas cerradas y se leyó pasadas las 13 horas del martes sin permitir el ingreso de la prensa.
“El corazón me estalla de alegría, mi hijo va a poder descansar en paz. Gracias a Dios, gracias a la Asociación y gracias a los abogados se hizo justicia”, indicó la mujer.