El intendente de Olavarría debería rendir explicaciones a la Justicia hoy mismo. Sólo se preocupó por cobrar los 300 mil pesos a la productora del Indio, en concepto de cesión del espacio (La Colmena). Hoy mismo la fiscal debería estar indagando a los responsables del gobierno de la provincia, quienes sabiendo que se movilizarían, al menos 300 mil personas, no desplegaron ningún operativo de prevención ni vial, ni sanitaria. Cinco ambulancias. La fiscal habló de 500 mil personas.
Un puñado de tipos de seguridad y unos pocos policías que, quienes fuimos testigos, vimos a lo largo de todo el camino, que incluyen al uniformado que a la altura de Tapalqué aprovechó un embotellamiento para vender entradas falsas “son truchas pero van como piña”.
Hablarán de los pibes, del bardo, del descontrol, de la cantidad de gente que ingresa sin entradas y de los que van con niños. Pero nada hablarán de la inmensa mayoría víctima de la desidia estatal y privada. Como siempre, echarán culpas sobre las víctimas. Veinte años atrás yo hubiera estado adelante.
Yo hubiera sido tal vez, uno de esos chicos muertos. El ingreso a La Colmena fue diseñado desde la lógica perversa del maltrato.
La mayoría caminamos entre diez y veinte kilómetros para acceder, trepamos un terraplén de barro a oscuras que resultó ser una vía de tren. Nos dimos cuenta de eso cuando pasó la locomotora. Irónicos, a unos metros de ahí y por detrás de un vallado, asomaban unos polis cercando el paso del otro cruce de vías sin terraplén y pavimentado.
Había muchas personas en sillas de ruedas intentando la hazaña de llegar al predio.
Desde la organización del Indio prepararon una estructura muy pequeña, muy miserable, incluso en sonido, uno de los motivos para que se acumulara más gente adelante. Desde la mitad hacia atrás no había torres.
Todos sabíamos que podía ser uno de los últimos shows del artista que más gente convoca en el planeta. Todos menos la gobernadora Vidal, el intendente Ezequiel Galli y la productora de Solari.
No me parece echar culpas a los músicos. Sí a la productora, al intendente y al Estado provincial. Lo único que me queda del Indio es que es un tipo al que la gente le importa muy poco y la plata, demasiado.
Por Fernando Fontán, docente, integrante del Centro Cultural El Puente.