En enero, Alberto Fernández estrenará un nuevo avión presidencial. No es cero kilómetro, ya que fue fabricado en el año 2000, pero es más nuevo que el Tango 01 que es modelo 1992. Cual auto usado que se entrega en una concesionaria, el avión que en su momento compró Carlos Menem fue tomado en parte de pago por un valor de u$s 3 millones y será entregado para saldar el nuevo avión que costará u$s 25 millones. Los u$s 22 millones restantes se pagarán con un préstamo de la Corporación Andina de Fomento (CAF) y con un ampliación presupuestaria.
Hace tiempo que en el Gobierno trabajan en la compra de un nuevo avión presidencial, porque el Tango 01 está inactivo hace siete años. Y después del episodio de salud que afectó al presidente en el último viaje a Bali, en la Casa Rosada aceleraron un proceso que habían iniciado en abril de este año cuando elaboraron el pliego para la licitación que culminará con la compra del Boeing 757-256 que ofreció C&L Aviation Group, el único oferente que cumplió con todos los requisitos.
Ocurre que cuando Alberto Fernández se descompuso en Bali debido a la baja de presión que le ocasionó el sangrado de una gastritis erosiva, el presidente y su comitiva estuvieron incomunicados durante el viaje en el avión alquilado que habían contratado, ya que no poseían contacto con tierra. Eso hizo que no se supiera nada del presidente ni de su estado de salud durante 16 horas. “Eso no puede volver a pasar”, dijeron en la Casa Rosada y apuraron el trámite de la compra del nuevo avión que, entre otras ventajas, le permitirá al jefe de Estado estar comunicado cuando esté volando.
El Boeing 757-256 elegido por el Gobierno tiene capacidad para 39 pasajeros y aunque fue fabricado en el año 2000 fue convertido a aeronave VIP en 2004 y tuvo otra refacción en 2012. Producto de estas reformas es que hoy tiene una cómoda suite principal —donde el presidente podrá descansar— y otros dos dormitorios de visitas. Esos salones pueden ser convertidos en salas de reunión para encuentros con su gabinete o con la prensa cuando el presidente viaje al exterior.
El nuevo avión presidencial, que se estima estará disponible a partir de enero del año próximo, tiene autonomía de vuelo para llegar con tranquilidad a Europa y a Estados Unidos, dos de los destinos más habituales de cualquier presidente, aunque para lugares más lejanos —como China o Rusia— necesitará hacer al menos una escala para recargar combustible.
En el Gobierno destacaron que esta aeronave puede “aterrizar en cualquier aeropuerto del mundo así como en toda la Argentina, algo que no todos los aviones que nos ofrecían pueden hacer”. Y subrayan la importante de la “conectividad” que tiene el avión norteamericano.
Antes de avanzar con la compra, en Gobierno recibieron un informe elaborado por la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), que funciona desde 1944 en el marco de Naciones Unidas. Este organismo supervisó todo el proceso de licitación y en su último informe señaló que “la aeronave supera las especificaciones en materia de equipamiento”.
Aunque en un principio en el Gobierno evaluaron la posibilidad de arreglar el Tanto 01 esta opción fue descartada, porque era complicado conseguir los repuestos y por la cantidad de años que llevaba este avión detenido. Así fue como en la Casa Rosada decidieron avanzar con la opción de un “exchange”, que significa cambiar el avión por uno similar, de la misma marca y modelo. Y aunque recibieron algunas críticas porque el avión que estrenará Alberto Fernández tendrá 23 años en enero próximo, aseguran que es una gran “oportunidad” de compra.
Es más, aún cuando comprar un avión cuando faltan apenas un año para dejar el Gobierno tiene un costo político alto para Alberto Fernández y su equipo, en la Casa Rosada defendieron la operación asegurando que esta aeronave “podrá ser usada por los próximos 30 años, por siete u ocho presidentes distintos”. De esa manera justificaron la entrega del Tango 01 y el desembolso de 22 millones de dólares.
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