El Frente de Todos parece haber quedado atrapado en una suerte de interna sin fin. El fin de semana pasado el kirchnerismo más duro encendió los motores con un acto en Avellaneda y puso en marcha el “operativo clamor” impulsando la candidatura de Cristina Fernández de Kirchner para las próximas elecciones. Pero, como advierten algunos funcionarios en la Casa Rosada, ese “operativo clamor” parece tener una doble cara: incluye un “operativo demolición” que busca convencer al presidente Alberto Fernández de que baje su candidatura. Que renuncie al sueño de la reelección. Y para eso recurren a todo tipo de gestos públicos que dejan en claro que la fractura dentro del Frente de Todos es totalmente expuesta y sin retorno.
Los gestos más fuertes comenzaron en el propio acto que se realizó en la tarde del sábado en Avellaneda. Allí, Máximo Kirchner lanzó fuertes críticas sin mencionar su destinatario final. Pero todos sabían a quién se refería.
“Algunos están más interesados en ganarle a Cristina que en sacar el país adelante”, disparó el diputado e hijo de la vicepresidenta. Y duplicó la apuesta al asegurar: “Es muy de mediocres que nos conformemos con que la oposición no vuelva a gobernar, tenemos que tener buenas ideas”.
Todos entendieron, además, que se refería al presidente cuando dijo: “Más que agradecidos deberían estar algunos de ocupar un lugar con el que muchos argentinos sueñan”. Y remató: “Más humildad, compañeros, más humildad”.
El encargado de responderle a Máximo Kirchner fue Aníbal Fernández. El ministro de Seguridad de la Nación se calzó los guantes de boxeo y recurrió a su estilo afilado. “Yo llego al ministerio a las 8 de la mañana y trabajo todo el día como un perro para hacer todo lo que tenemos que hacer. No se cuántas horas trabaja Máximo ni qué hace. Nunca lo supe”, disparó.
Del otro lado, fue la intendenta de Quilmes —el distrito originario de Aníbal Fernández—, y militante de La Cámpora, Mayra Mendoza, quien salió en defensa del líder de ese espacio. “Uno no puede ser comentarista de la realidad y muchos menos atacar a compañeros de esa forma y desde ese lugar”, señaló. Y recordó que “el ministro tiene un tema muy importante que nos tiene a todos preocupados como es la inseguridad”.
Como si el clima no se hubiera recalentado lo suficiente en sólo las primeras horas de la semana, el lunes por la tarde La Cámpora emitió un duro comunicado criticando la flexibilización de metas acordada entre el Gobierno y el Fondo Monetario Internacional (FMI), algo que consiguió el ministro de Economía Sergio Massa. Sin embargo, la agrupación ultrakirchnerista se cuidó de no nombrar a Massa en su extenso texto, y sólo eligió criticar al Gobierno en general.
“El comunicado de prensa del FMI deja en claro que, voten lo que voten los argentinos y las argentinas, la economía del país la decide el Fondo. ¿La democracia? Bien, gracias”, cuestionó la agrupación liderada por Máximo Kirchner y Andrés “Cuervo” Larroque.
¿Cómo recibieron esta crítica en la Casa Rosada? En un primer momento, Alberto Fernández había dado la orden de no responder a lo que parece casi una provocación desde su propio espacio. Y así lo único que se escuchó por horas fue el silencio de los funcionarios de Gobierno que eligieron no devolverle el golpe al kirchnerismo duro.
Sin embargo, la situación se fue volviendo más complicada. Y con el correr de las horas, desde Olivos señalaron que “si tanto les molesta este Gobierno, que se vayan”. Por supuesto, fueron comentarios en off ni siquiera adjudicables a un funcionario en particular, pero hubo un cambio en la actitud.
Sin embargo, desde la otra orilla —ya quedó claro que la fractura en el Frente de Todos es expuesta— no se dieron por satisfechos. El último golpe lo propició un exministro de Alberto Fernández, Jorge Ferraresi, que eligió volver a ser intendente de Avellaneda hace algunos meses —y que fue el anfitrión del acto del sábado pidiendo Luche y Vuelve por Cristina Kirchner— aseguró que “no hay relación entre Alberto y Cristina”. Y añadió: “no es necesario”.
“No hay relación con Alberto, creo. No es necesaria. A esta altura ya no, ya pasó, ya está, quedan 14 semanas para cerrar listas”, dijo Ferraresi en declaraciones radiales. Y resumió así el pensamiento de muchos que miran a octubre como si ya estuviera terminado este gobierno del Frente de Todos, un espacio político con una interna que no tiene fin.