El ex jefe de los servicios de inteligencia de Israel, Shabtai Shavit consideró "posible" que los servicios argentinos hayan colaborado con los ataques contra la embajada de su país y contra la AMIA.
El ex jefe del Mossad, Shabtai Shavit, consideró "probable" que "elementos en la policía o los servicios de seguridad hayan ayudado, directa o indirectamente, a quienes planificaron y cometieron los atentados" a la embajada de Israel, en 1992, y a la AMIA, en 1994.
En declaraciones al diario La Nación, Shavit manifestó que, luego de los atentados "Israel fue a pedir ayuda, pero aunque fueron muy simpáticos en el trato y sonrieron mucho, como buenos anfitriones, en la práctica no nos dieron nada".
El ex Mossad destacó que entonces el presidente era Carlos Menem, "que era primero sirio y después argentino". "En la Casa de Gobierno, gran parte del trabajo se llevaba adelante en árabe. Es cierto que Menem vino de visita a Israel, fue muy simpático y se presentó como gran amigo del país. Pero eso fue sólo para los medios. Había algo más general. En la mayor parte del mundo, las comunidades árabes se dedican a los negocios, al comercio, sin intervenir en la vida pública. América del Sur es una excepción. Y en los servicios de inteligencia argentinos, así como en la policía, había no pocos árabes", agregó.
Para Shavit, en la Triple Frontera entre la Argentina, Brasil y Paraguay "empezó el atentado, de allí salieron los perpetradores".
"Funcionaba un punto de encuentro muy intenso e íntimo entre elementos de Hezbollah y del crimen internacional. Cada uno aprovechaba las ventajas relativas del otro. Si alguien precisa explosivos o armas para un crimen, Hezbollah podrá proporcionarlos. La embajada de Irán, que en Buenos Aires es muy grande, ayudó a introducir equipos y municiones utilizando el correo diplomático, y a realizar transferencias de dinero", aseguró.
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