Tres días antes de las elecciones PASO 2019 que se presumen sumamente polarizadas, Consenso Federal 2030 se quiere mantener en pugna. Con pocos números, pero con algo de ilusión de convertirse en el segundo frente más votado, la alianza que lidera Roberto Lavagna le dio cierre a su extensa campaña antes de las primarias.
La campaña electoral del ex ministro de Economía de Eduardo Duhalde y de Néstor Kichner pareció más larga de todas. Es que, el ahora precandidato a presidente, tuvo un sinuoso camino que lo situó en la tercera fuerza nacional con fórmula presidencial. Su postulación había empezado como tan solo un nombre a principio de año, tomó forma como “una tercera opción” a -en ese momento- Cristina Fernández y Mauricio Macri, intentó involucrarse en Alternativa Federal, pero esa experiencia duró un par de meses y terminó en nada. Salvo Juan Manuel Urtubey, todos tomaron caminos separados.
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De esta forma, sin uno de sus rivales, porque Cristina Kirchner se bajó a la vicepresidencia, y sin aliados en su frente incipiente, el exfuncionario encontró cobijo en un puñado de dirigentes que lo vieron como una opción posible. Por todo este recorrido, la candidatura de Roberto Lavagna genera incógnita y morbo sobre cómo le irá a la que -posiblemente- sea la tercera fuerza.
En este contexto y ante -aproximadamente- mil personas, todos los dirigentes que se subieron al escenario hicieron hincapie en alejarse “de los dos lados la grieta”. Con música suave, sin estridencias y con poca militancia, el único acompañamiento que se acercó al Centro Migueletes para el cierre de Consenso Federal, a 100 metros de la General Paz, fue el del sindicato de gastronómicos sección oeste. Perdido entre la gente también estaba el periodista partidario de Boca, Daniel Mollo (recordado por el ¡Parapam! en un penal River frente al Xeneize en la Copa Sudamericana 2014) que, entre otras cosas, intentaba ser candidato a intendente de San Martín por Juntos por el Cambio, pero luego se alejó y terminó como precandidato en esta fuerza
Antes de que tome la palabra el precandidato presidencial, hablaron Eduardo Bucca Bali, Matías Tombolini, Miguel Lifschitz, Juan Manuel Urtubey -que despertó un “oh, oh, que lo tiren a la hinchada” de un pequeño grupo de mujeres- y Graciela Camaño. Justamente, la legisladora fue la más aplaudida. Vanagloriada de “no necesitar coaching”, la diputada por el Frente Renovador mantuvo la línea de la ¿ancha? Avenida del medio que circula entre Juntos por el Cambio y el Frente de Todos. “Los argentinos están sin saber qué votar, entre un pasado escandalizante y un presente que les pide más y más sacrificios”.
Luego de varios minutos, finalmente, Roberto Lavagna subió al escenario. Lo hizo en silencio, con pocos aplausos y sin música. Incluso, hasta se hubo un momento incómodo en el que todo quedó en silencio, allí volvió a insistir con su discurso. “No nos quieren porque luchamos contra la grieta. En el camino tuvimos que eludir mentiras, insultos y agravios”.
En sus palabras, el precandidato que en 2019 rechazó ir a internas en diversos frentes, mantuvo que está allí para “ratificar nuestra búsqueda de diálogo y consenso” . Por último, tuvo un recordatorio a sus padres, una mención a sus hijos y nietos. Lentamente, el exfuncionario se emocionó y el acto finalizó con algunos aplausos.
Ahora, tan solo queda esperar lo que sucederá el domingo a partir de las 8 de la mañana.
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